Desigualdades en descenso pero persistentes. Tres días antes del Día Internacional de la Mujer, este es un estudio oportuno. Este martes, el INSEE publicó sus últimos datos sobre las diferencias salariales entre hombres y mujeres. Y siguen siendo importantes. En términos brutos, en el sector privado, el ingreso salarial medio de los hombres en 2022 fue casi una cuarta parte (23,5%) superior al de las mujeres. O 26.110 euros al año para los hombres frente a 19.980 euros para las mujeres.

Una diferencia que “se explica en parte por las diferencias en el volumen medio de trabajo”, explica el instituto nacional de estadística. En concreto, las mujeres tienen menos empleo durante el año y trabajan más a tiempo parcial. Así, la cifra de brecha salarial neutralizada por este efecto, denominada “equivalente a tiempo completo (EQTP)”, más revelador, resulta menor, pero aún asciende al 14,9%.

Las desigualdades salariales han ido disminuyendo casi constantemente durante más de 25 años. De hecho, en 1995, el salario neto de las mujeres (en EQTP) era un 22,1% inferior al de los hombres. Es decir, una brecha de género reducida en 7,2 puntos en poco más de un cuarto de siglo. Entre 2021 y 2022, cayó notablemente un 0,6%. «El cambio en la composición de los puestos de trabajo en el sector privado explica en parte esta disminución» en los últimos 25 años, explica el INSEE, tomando como ejemplo que la proporción de mujeres entre los ejecutivos, en promedio mejor remuneradas que otros empleados, aumentó del 23% en 1995 al 37% en 2022.

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Sin embargo, sigue siendo “la distribución sexual de las profesiones”, como la llama el INSEE, lo que explica la mayor parte de las desigualdades salariales. “Las mujeres no ocupan el mismo tipo de empleo ni trabajan en los mismos sectores que los hombres y tienen menos acceso a los puestos más remunerativos”, recuerda el instituto. Por lo tanto, rara vez están presentes entre personas con altos ingresos. Si ocupan el 41,8% de los puestos de trabajo en el sector privado, sólo representan un tercio del 10% de los asalariados mejor pagados (es decir, que reciben un salario de al menos 4.160 euros netos mensuales), e incluso el 22,8% del 1% de los más altos. empleados asalariados (9970 euros al menos).

Para un puesto comparable, es decir, comparando puestos de la misma profesión con el mismo empleador, la brecha salarial de género se reduce, cayendo al 4% en 2022 (frente al 4,3% en 2021). Pero, precisa el instituto, “esta brecha salarial para puestos equivalentes no puede interpretarse como una medida de discriminación salarial en las empresas, porque no se corrige por diferencias en características no observadas aquí, como la experiencia, la antigüedad en la empresa o el título, diferencias que puede afectarlo hacia arriba o hacia abajo.

Además, «las diferencias en los ingresos salariales entre mujeres y hombres son aún más marcadas entre los padres», señala el INSEE. Si en parte se debe a que las madres trabajan menos horas que los padres, ésta no es la única explicación. De hecho, en equivalente a tiempo completo, la diferencia entre hombres y mujeres sigue siendo significativa y aumenta con el número de hijos: es del 6,1% entre los empleados del sector privado sin hijos, pero alcanza el 29,5% entre madres y padres de tres o tres hijos. mas niños. “Estas diferencias se deben tanto a la caída del salario que se observa después del nacimiento como a la prolongada ralentización de la carrera profesional de las madres”, concluye el INSEE.