Cosa prometida cosa debida. «El Gobierno cumple sus compromisos», afirmó esta mañana Marc Fesneau para compensar la falta de mano de obra agrícola. A partir de ahora, se consideran como tales cuatro familias profesionales en todo el territorio metropolitano: agricultores por cuenta ajena, ganaderos por cuenta ajena, horticultores y horticultores por cuenta ajena, viticultores y arboricultores por cuenta ajena. De este modo se facilita la contratación de trabajadores temporeros.

Este reconocimiento de una profesión en escasez supone un impulso para los empresarios de estas ramas agrícolas. Permite “la expedición, sin oposición de la situación laboral, de autorizaciones de trabajo a extranjeros que no sean nacionales de un Estado miembro de la Unión Europea, de otro Estado parte del Espacio Económico Europeo o de la Confederación Suiza”, explica el decreto. . Es evidente que las empresas del sector agrícola podrán contratar trabajadores de fuera de la Unión Europea cuando lo deseen. Sin embargo, los trabajadores siempre deben tener una visa válida.

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El reconocimiento de profesiones en tensión se hacía anteriormente región por región, teniendo en cuenta las particularidades y necesidades de cada territorio. Un modo de funcionamiento que puede crear situaciones desiguales. Ante la ira de los agricultores, el ejecutivo se vio obligado a ceder simplificando el milhojas normativo. Esta medida fue mencionada a finales de febrero por Gabriel Attal. Ante las tensiones en materia de contratación, el Primer Ministro anunció que durante el Salón Agrícola se publicaría un decreto que reconocería la producción agrícola como “sector en tensión”, con el fin de “facilitar en gran medida la concesión de visados”.