De Bernard Tapie conocemos el sentido comercial, la pasión por el deporte (ciclismo, obviamente el Olympique de Marsella), el gusto y el talento para las justas verbales… Pero el hombre, en honor de una serie de siete episodios dirigida por Tristan Séguéla y Olivier Demangel, con Laurent Laffitte en el papel principal, también era un esteta, un amante del mobiliario histórico, de los trajes elegantes y del estilo ligeramente llamativo. Y si la familia del empresario señala algunas libertades tomadas con la realidad, los trajes parecen sacados directamente del guardarropa del ex presidente del OM.
El cartel de la serie marca la pauta. Traje cruzado gris con solapas oversize, estilo italiano, cuello camisero blanco con cuerpo a rayas, corbata club impecablemente anudada y pañuelo de bolsillo con estampado paisley. En otra foto de la promoción, sentado en su escritorio, Laurent Laffitte interpreta al empresario con una camisa azul con cuello y puños en contraste, gemelos negros, corbata estampada de color amarillo pálido y cinturón de cocodrilo para realzar los pantalones de franela gris. En la muñeca, un Breitling de oro. Un look perfecto de los años 80 que Gordon Gekko, el personaje central de Wall Street (de Oliver Stone, 1987) o incluso Patrick Bateman en American Psycho (de Bret Easton Ellis, 1991), no habrían negado.
Tapie es la mezcla (intencional o no, nadie lo sabe) entre el buen look burgués francés y el look yuppie que hizo furor en los años 80 en Estados Unidos. Del primero, toma prestados los blazers con botones dorados, el trench sobre el traje, las gafas de sol Persol de carey, pero también los jerséis de punto trenzado, los jerseys de cuello alto debajo de la chaqueta y una cierta idea de relajación tomando el Forma colores vivos, polos…
En el segundo, cuellos en contraste, solapas generosas (de chaqueta), el gusto por los trajes a rayas y, sobre todo, una forma de pensar, una mentalidad ganadora y la audacia del “self made man” brillantemente retratado en la serie. Tantos pequeños detalles que este parisino convertido en marsellés de adopción habrá hecho suyos, y de los que la serie se ha apropiado (hasta el par de zapatillas Adidas que usó el día de su encarcelamiento por el asunto VA-OM, en 1997) gracias al trabajo de las diseñadoras de vestuario Elfie Carlier y Sandrine Douat.