Por primera vez, el Tribunal de Cuentas examina un informe sobre la igualdad de género. Trabajo realizado a raíz de una “solicitud ciudadana” en la plataforma en línea abierta por la institución, en la primavera de 2022. Esperadas por los internautas que impulsaron este tema, las conclusiones de los Sabios son severas sobre las deficiencias de la política estatal en lo que sin embargo era establecida como una “gran causa nacional” durante el primer mandato quinquenal de Emmanuel Macron (2017-2022). En un documento de 75 páginas publicado este jueves, el Tribunal señala así, de forma desordenada, «la ausencia de una estrategia nacional global», la falta de «una gestión eficaz», «errores de método», así como «progresos limitados «.
Anuncio de 25 medidas el 25 de noviembre de 2017 para combatir la violencia contra las mujeres, seguidas de las 40 medidas del comité interministerial para la igualdad entre mujeres y hombres del 8 de marzo de 2018, las 46 medidas de Grenelle sobre la violencia doméstica del 25 de noviembre de 2019, un plan para luchar contra la mutilación genital femenina en 2019… Las iniciativas del Estado en materia de igualdad entre mujeres y hombres durante los últimos seis años son (muy) numerosas, incluso tomando la apariencia de un inventario en Prévert. Elles manquent toutefois d’une orientation claire et d’une vision générale : si la Cour reconnaît une «mobilisation indéniable», celle-ci ressemble surtout à «une succession de temps forts et une superposition de plans stratégiques interministériels sans véritable coordination», soulignent los autores.
Más allá de este agravio, las medidas mismas también son destacadas por los Sabios de la calle Cambon. “La gestión de la política de igualdad se ha visto dificultada por deficiencias en el diseño de las medidas”, escriben. En muchos casos, no se basan en un diagnóstico preciso de situaciones y necesidades, por lo que el logro de un posible objetivo cuantificado no permite concluir que una política pública ha sido exitosa. Además, en muchos casos, las medidas previstas no estuvieron acompañadas de medios, ni de un cronograma de implementación, ni de indicadores de resultados, ni de metas, lo que imposibilita su evaluación. Es difícil lograr un resultado si no se ha definido claramente también desde el principio. Como ejemplos de medidas difíciles de seguir, el Tribunal de Cuentas cita la promesa de “garantizar el acceso a la asistencia sanitaria a todas las mujeres en todos los territorios en materia de anticoncepción, cuidados perinatales, prevención e identificación de riesgos cardiovasculares, detección de cánceres…”, o incluso el de “mejorar el permiso de maternidad haciéndolo más equitativo”.
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El Estado no ha aprendido de los errores del pasado, señala el Tribunal de Cuentas. En el nuevo plan interministerial para la igualdad entre mujeres y hombres (2023-2027) presentado el pasado mes de marzo, los Sabios encuentran exactamente las mismas deficiencias: “ausencia de una evaluación precisa elaborada para cada medida de los planes anteriores, medidas no articuladas con otros planes , medidas no evaluables, etc.” Por ello, los magistrados piden que se corrija rápidamente, convirtiendo este plan en “una hoja de ruta mensurable y evaluable (medios, calendarios, indicadores, resultados, objetivos) sujeta a un calendario de seguimiento interministerial eficaz”.
Sin embargo, no todo se puede desperdiciar: la movilización del Estado ha permitido lograr algunos avances notables. En el ámbito de la lucha contra la violencia doméstica, el Tribunal de Cuentas destaca los «avances» desde el Grenelle de 2019. En particular «en términos de protección de las víctimas […] así como de apoyo a los perpetradores», señala el informe. Por ello, se acoge con satisfacción la distribución de teléfonos de alto riesgo o el aumento del número de plazas de alojamiento de emergencia para las víctimas. Sin embargo, «otras medidas que requieren inversiones a largo plazo para cambiar mentalidades, como las relativas a la prevención basada en la educación, han sido poco implementadas», añade el documento.
En cuanto a la igualdad profesional, la otra gran política pública que se ha convertido en una prioridad con el tiempo, los resultados son «mixtos», señala también el documento. En particular, el paso de una lógica de medios (la obligación de negociar) a una lógica de resultados (alcanzar un objetivo bajo pena de pena), consagrada en la ley, “aún no es perceptible”, escriben los Sabios. En la función pública, el informe destaca las dificultades para feminizar los puestos de responsabilidad.
Por lo tanto, quedan esfuerzos por hacer para que la “gran causa nacional” obtenga avances reales, y no sólo algunos “progresos limitados”. Los autores aconsejan en particular «reforzar la recogida de datos […] relativos a los diagnósticos de situaciones y necesidades» y sugieren «diseñar un programa interministerial para evaluar las acciones llevadas a cabo por el Estado y por las organizaciones financiadas por él». «. El Tribunal de Cuentas resume sus observaciones en una dura fórmula para el ejecutivo: “El progreso en la reducción de las desigualdades es lento, a pesar de un arsenal legislativo creciente desde hace varias décadas”.