Privada de estrellas de Hollywood debido a la huelga de actores, la 80ª Mostra de Venecia, que se inaugura el miércoles 30 de agosto, corre el riesgo de verse expuesta a las críticas tras seleccionar a cineastas controvertidos, objeto de acusaciones de agresión sexual, como Roman Polanski y Woody Allen.

El decano de los festivales de cine, que sirve de plataforma de lanzamiento a Hollywood antes de la temporada de premios, será el primer gran acontecimiento del séptimo arte que se llevará el peso de la huelga histórica que paraliza el cine estadounidense.

Desde hace dos meses, los actores se unen a los guionistas en su movimiento social, pidiendo mejores remuneraciones y supervisión del uso de la inteligencia artificial. Su poderoso sindicato, el SAG-AFTRA, prohíbe a todos sus miembros, incluso a los más ilustres, filmar durante la huelga pero también participar en la promoción de películas. Salvo sorpresa, adiós a la alfombra roja de las estrellas de seleccionadas producciones estadounidenses, como Jessica Chastain, Bradley Cooper o Michael Fassbender.

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La Mostra también tuvo que renunciar a su película inaugural, Challengers, de Luca Guadagnino, con Zendaya, Josh O’Connor y Mike Faist, sustituidas por una producción italiana mucho menos glamurosa. Ferrari, de Michael Mann, de 80 años, será una de las citas de la competición. Ce biopic du fondateur de la marque de bolides, Enzo Ferrari, par l’auteur de Heat ou Collateral, bénéficie d’une dérogation accordée par le syndicat, qui pourrait permettre à ses acteurs, Adam Driver et Penelope Cruz, de participer à la manifestation italiana.

También compiten por el León de Oro, ganado el año pasado por la documentalista Laura Poitras (Toda la belleza y el derramamiento de sangre), los cineastas David Fincher (Seven, El club de la lucha) o Sofia Coppola (Lost in Translation, Las vírgenes suicidas). La proyección fuera de competición de la última película de William Friedkin será inevitablemente un momento emotivo, un mes después de la muerte del director de culto de El exorcista. Sin embargo, esta selección se caracteriza sobre todo por el regreso a la pantalla de cineastas implicados en casos de agresión sexual, que denuncian.

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Entre ellos, Roman Polanski, de 90 años, vive en Europa a salvo de la justicia estadounidense, de la que huye desde hace más de 40 años tras una condena por violación. Persona non grata en Hollywood, este gran nombre del séptimo arte (Le Pianiste, Rosemary’s Baby) ha visto cambiar su situación en Francia desde la polémica en torno al César que obtuvo por la producción de J’accuse.

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Gran parte de la profesión lo considera un símbolo de cierta impunidad frente a la violencia sexual. Hoy es muy discreto. La Mostra vuelve a sacarlo a la luz gracias a la selección fuera de competición de The Palace, con Fanny Ardant y Mickey Rourke, rodadas en Gstaad (Suiza). Polanski, sin embargo, no tiene planes de venir a Venecia, según afirmó su jefe de prensa y el festival.

Woody Allen, de 87 años, ha visto cómo casi toda la industria le daba la espalda tras las acusaciones de agresión sexual a su hija adoptiva, que él niega y sobre las que ninguna investigación ha tenido éxito. Presentará su película número 50, Coup de chance, rodada en París en francés y protagonizada por Lou de Laâge, Valérie Lemercier, Melvil Poupaud y Niels Schneider.

La Mostra, cuyo jurado está presidido por el realizador Damien Chazelle (La La Land), contará también con el regreso a competición de Luc Besson, con Dogman. El director de León y el quinto elemento, con una carrera como una montaña rusa, vio emerger su horizonte jurídico a finales de junio, cuando el Tribunal de Casación desestimó definitivamente los cargos de violación que le imputaba la actriz Sand Van Roy.

Si bien las cuestiones de la lucha contra la discriminación y la violencia sexual parecen haber progresado en los últimos años en la industria cinematográfica, a raíz del movimiento