El ministro de Asuntos Exteriores israelí, Eli Cohen, anunció el domingo 27 de agosto que se había reunido con su homóloga libia, Najla al-Mangoush, durante una reunión “sin precedentes” en Roma la semana pasada, según un comunicado de su oficina. «Hablé con el Ministro de Asuntos Exteriores sobre el gran potencial de las relaciones entre los dos países», dijo Eli Cohen.
Añadió que discutió con Najla al-Mangoush «la importancia de preservar la herencia del judaísmo libio mediante la reparación de sinagogas y cementerios judíos en este país». Se trata, según el ministro, de un “primer paso en la relación entre Israel y Libia”. «El tamaño y la ubicación estratégica de Libia ofrecen una enorme oportunidad para el Estado de Israel», afirmó.
La reunión se celebró bajo los auspicios del ministro italiano de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, según el comunicado. En Trípoli, el gobierno de Abdelhamid Dbeibah, reconocido por la ONU, no reaccionó a este anuncio.
Libia, sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi en 2011, no mantiene relaciones diplomáticas con Israel. La mayoría de la población judía de Libia abandonó el país durante los veinte años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, principalmente para ir a Israel.
Unos cientos de judíos todavía vivían en el país en el momento del golpe de Muammar Gaddafi en 1969, que posteriormente los expulsó, les confiscaron sus propiedades y destruyeron sinagogas. Israel ha normalizado sus relaciones con determinados países árabes en los últimos años, en el marco de los Acuerdos de Abraham bajo los auspicios de Estados Unidos. Sin embargo, la actual política del gobierno de Netanyahu ha sido criticada por los países árabes tras la ola de violencia en la ocupada Cisjordania así como la continua colonización en este territorio.