Veintitrés vacas fueron asesinadas por un rayo en Glénat en Cantal en la noche del domingo al lunes marcada por violentas tormentas, supimos de los criadores el martes. “En la mañana (lunes) para el ordeño, notamos que faltaban unas veinte vacas”, explica Séverine Maze, criadora. “Los encontramos muertos debajo de un árbol. Habíamos oído la tormenta por la noche pero eso no lo sospechábamos”, añade. Se encontraron 21 vacas tendidas de costado, sin vida, y otras dos, paralizadas, tuvieron que ser sacrificadas. “La leche es nuestra principal actividad. Es un déficit grande de producción y luego a nivel genético, son vacas que hemos criado desde muy jóvenes”, testifica.

Los criadores ahora están esperando el regreso del seguro para considerar la reconstrucción de su rebaño. Treinta y seis vacas del rebaño están ilesas. La aseguradora ha pasado, y un veterinario independiente debe determinar el origen preciso de las muertes. La liberación de los fondos debería tardar unos días. “Vacas abatidas, las hay todos los años, pero en cantidades tan grandes, es raro. Es lamentable para los criadores con una doble pena: la pérdida de producción y más allá de la genética”, subraya Mathieu Théron, presidente de los Jóvenes agricultores de Cantal. El departamento fue golpeado por violentas tormentas el lunes: el observatorio de Kéraunos contó 182 rayos en Cantal, incluidos catorce en Glénat, doce en Siran, la ciudad vecina, y quince en Saint-Gérons, donde los bomberos intervinieron por un incendio en un abeto. por relámpago