Después de médicos y enfermeros, los farmacéuticos denuncian por su parte un aumento de las agresiones. En 2022, 366 fueron declarados por estos profesionales de la salud, según el último informe del Consejo Nacional de la Orden de Farmacéuticos, revelado por la JDD y consultado por Le Figaro.

Esta cifra es inferior a los años 2021 (427 ataques) y 2020 (584 ataques), marcados por el Covid-19 y sus mascarillas, test y vacunas. Si 2022 ve una disminución en el número de violencia, “todavía aumentaron en un 17% en comparación con 2019, antes de la crisis de salud”, subraya Carine Wolf-Thal, presidenta del Consejo Nacional de la Orden.

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Estas cifras estarían subestimadas. “Lamentablemente, no todos los farmacéuticos declaran las agresiones de las que son víctimas por falta de tiempo, cansancio y desánimo”, explica el presidente de la Orden. En 2022, solo el 35 % de los farmacéuticos presentó una denuncia tras su agresión, frente al 44 % en 2021.

Robos, insultos, amenazas verbales o incluso físicas… Los ataques contra los farmacéuticos son diversos y van en aumento. Además, el 5,4% de ellos están asociados al uso de arma blanca o de fuego. Entre todas las agresiones, 13 de ellas derivaron en paros laborales, que podrían llegar hasta los 15 días de ITT.

Pero, ¿por qué esta violencia? La negativa a dispensar medicamentos es la principal causa de agresión verbal o física (94 casos de 366), informa el estudio. “Cuando un farmacéutico detecta una prescripción falsa, se negará sistemáticamente a dispensar el producto”, dice Carine Wolf-Thal. Este proceso frecuente se refiere a los analgésicos en personas con una adicción o en un contexto de tráfico de drogas.

El presidente de la Orden plantea otra razón, más social, en el origen de este aumento de la violencia. El año 2022 estuvo marcado por la escasez de moléculas y fármacos como amoxicilina, doliprano, cortisona… Esta escasez habría generado «un gran miedo» y «ansiedad» entre los pacientes, señaló también Pierre-Olivier Variot, presidente de la Unión de Farmacéuticos Comunitarios, uno de los principales gremios de la profesión.

“Recuerdo a una mamá en pánico. Tenía una receta de amoxicilina y doliprane para su bebé y yo no estaba. Pasamos una hora buscando una solución”, dice. Así, los franceses estarían más enfadados con el “sistema”, y los farmacéuticos “tristemente siguen siendo los primeros disponibles contra los que volverse”, descifra Carine Wolf-Thal.

Ante estos ataques, que tienen lugar principalmente en municipios de menos de 30.000 y 5.000 habitantes, los farmacéuticos son “pobres”, lamenta Pierre-Olivier Variot. Carine Wolf-Thal recuerda que «existen protocolos, en relación con las prefecturas y la policía que ofrecen formación». En cada farmacia, los «sistemas de videovigilancia disuasorios» y la «alarma antiagresión» permiten a los profesionales contactar rápidamente con la policía. Para algunas farmacias de guardia, los pacientes deben pasar por la comisaría para obtener la autorización para ir a la farmacia. Sin embargo, este «filtrado» que requiere dar tu identidad y dirección está desapareciendo gradualmente porque muchos policías no quieren asumir esta responsabilidad, lamenta Pierre-Olivier Variot.

Para luchar contra la violencia, la Orden de Farmacéuticos y los sindicatos piden medidas concretas, sin querer transformar las farmacias en “bunkers”, especifica Carine Wolf-Thal. Entre ellas, “establecer sentencias ejemplarizantes más disuasorias”, por ejemplo. Asimismo, con el fin de animar y ayudar a los farmacéuticos a declarar sus agresiones, “la policía podría acudir a la farmacia a registrar la denuncia”.

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A estas demandas, el Ministerio responsable de las Profesiones de la Salud asegura que muy pronto se darán respuestas. La ministra Agnès Firmin Le Bodo lanzó una misión el 30 de enero y escuchó las Órdenes de las profesiones de la salud, incluidos los farmacéuticos. Se presentará un informe “en los próximos días”. Presentará un plan que “permitirá luchar contra la violencia contra los profesionales de la salud, tanto en el sector hospitalario como para los que trabajan en la ciudad”, anuncia el ministerio a Figaro. Este plan se presentará «antes del verano» y desplegará «medidas a corto plazo para dar respuesta a situaciones inmediatas, pero también a largo plazo para luchar en profundidad contra este aumento de la violencia».