Después de BP y Shell, llega el turno de TotalEnergies. El gigante francés de los hidrocarburos se prepara para una junta general eléctrica el viernes por la mañana, en la mira de una coalición de asociaciones que amenaza con bloquearla, pero también de algunos de sus accionistas que no están de acuerdo con su política climática. La reunión llega al final de una temporada tormentosa de GA, donde los activistas han intensificado las acciones contra grandes grupos, como los competidores Shell y BP o el banco Barclays, acusados ​​de financiar la expansión de proyectos de hidrocarburos.

Todo esto en un contexto de asombrosas ganancias. Juntas, las grandes BP, Shell, ExxonMobil, Chevron y TotalEnergies están registrando más de $40 mil millones en ganancias este trimestre, después de un grandioso 2022. Muestra de las tensiones en la reunión prevista para las 10.00 horas, TotalEnergies prohibirá a los accionistas y periodistas el uso de sus teléfonos móviles, y les obligará a dejar determinados efectos personales en la entrada. TotalEnergies quiere evitar especialmente el escenario caótico del año pasado cuando los activistas de las ONG impidieron que los accionistas ingresaran a la AG.

Este año, una coalición de ONG llama explícitamente a bloquear la reunión prevista en la Salle Pleyel, en los bellos barrios de París. Las autoridades esperan la presencia de 200 a 400 activistas. Ellos «quieren impedir absolutamente la celebración de la AG», según una fuente policial. “La AG de Total no se realizará”, advirtieron inmediatamente en un foro a fines de abril los signatarios 350.org, Alternatiba, Amigos de la Tierra, ANV-COP21, Attac, Greenpeace, Científicos en Rebelión y XR. “Esta junta general pretende perpetuar la estrategia de la petrolera: siempre más proyectos fósiles y un reparto injusto de superbeneficios que alimenta la injusticia climática y social”, denuncian.

De madrugada, los primeros rifirrafes entre policías y manifestantes climáticos se produjeron el viernes cerca de la Salle Pleyel de París, donde se va a celebrar la junta general de accionistas. Una docena de activistas que consiguieron sentarse en el suelo frente a la entrada de la sala fueron desalojadas por la policía, que acordonó el tramo de la rue du Faubourg Saint-Honoré. Desde entonces se han instalado decenas de manifestantes para tratar de impedir la celebración de la AG, según las convocatorias a manifestarse retransmitidas río arriba.

A partir de las 7 a.m., la policía incluso tuvo que usar gases lacrimógenos para tratar de desalojar a los manifestantes. “El gobierno vuelve a ser cómplice de los principales contaminadores. En vez de proteger a la población de la catástrofe climática, manda a la policía a tirar granadas en medio de una multitud no violenta”, explica el colectivo ecologista Alternatiba en sus redes sociales, asegurando “estar ahí el tiempo que sea necesario para denunciar los crímenes de Total”.

Entre los temas candentes, los casi 1,5 millones de accionistas individuales, presentes o en línea, están llamados a votar sobre una resolución consultiva de la organización de accionistas activistas Follow This, que aborda principalmente el CO2 indirecto. Es decir, los relacionados con el uso de petróleo por parte de sus clientes en automóviles o para calefacción (alcance 3 en contabilidad de carbono), el equivalente al 85% de su huella de carbono. La organización le pide que alinee sus objetivos de reducción con el Acuerdo de París de 2015, para limitar el calentamiento global a 1,5 °C en comparación con la era preindustrial. Entre esta coalición de 17 inversores que poseen casi el 1,5% de TotalEnergies se encuentran La banque PostaleAM, Edmond de Rotschild AM y La Financière de l’Echiquier.

El grupo recomienda votar en contra, juzgando la resolución «contraria a los intereses» de TotalEnergies, «de sus accionistas y de sus clientes». No obstante, el mayor promoverá sus esfuerzos por el clima y pide a sus accionistas que «voten a favor» de su propia resolución climática. Esta estrategia oficial se enfoca principalmente en sus emisiones directas, derivadas de sus operaciones y las relacionadas con la energía que consume (perímetros conocidos como “alcance 1 y 2”). Sometido por tercer año a la aprobación de los accionistas, incluye un refuerzo de los compromisos, como no superar las 38 MT de emisiones de CO2 en 2025 con respecto a 2015.

Si bien el grupo no tiene previsto reducir drásticamente sus emisiones directas en la década, tiene una ambiciosa política energética baja en carbono, con la intención de dedicarle un tercio de sus inversiones y alcanzar los 100 GW de capacidad eléctrica renovable para 2030. son los ingresos de los hidrocarburos los que nos permiten invertir masivamente y desarrollar las energías renovables”, argumentó el miércoles el CEO Patrick Pouyanné en una entrevista con la revista Challenges.

El grupo está presente en numerosos proyectos de gas natural licuado y petróleo, en Emiratos Árabes Unidos, Irak, Papúa o Uganda, habiéndose convertido el controvertido proyecto de oleoducto calentado Eacop en un símbolo mediatizado de la lucha contra el petróleo. “No sabíamos anticiparnos”, concedió a Challenges, Patrick Pouyanné, sobre esta polémica, que se suma a muchas otras para el grupo, criticado por su beneficio récord de 20.500 millones de dólares (19.120 millones de euros) en 2022, sus impuestos en Francia o el salario del director general. Un aumento del 10% en su remuneración para 2023 también está en la agenda de la AG.