Los funcionarios electos de Florida aprobaron el jueves 4 de mayo una ley que prohíbe a los médicos administrar tratamientos hormonales y quirúrgicos de transición de género a menores de edad, una iniciativa apoyada por el gobernador republicano Ron DeSantis. El texto prohíbe operaciones quirúrgicas, tratamientos que bloqueen la pubertad o tomar hormonas. Es parte de una ofensiva nacional conservadora sobre temas de género y sexualidad. Los funcionarios electos de una docena de estados, incluidos Idaho, Indiana o Georgia, aprobaron leyes para prohibir esta atención de transición, a veces con sanciones para los médicos que infrinjan la regla.

Para convertirse en ley, el texto aún debe estar firmado por Ron DeSantis, lo cual está fuera de toda duda. El gobernador de 44 años, de quien se rumorea que está listo para competir por la Casa Blanca, ha convertido a Florida en un laboratorio para sus políticas muy conservadoras, especialmente en lo que se refiere a la moral. Es el impulsor de una ley muy criticada denominada «No digas gay», que restringe fuertemente o incluso impide la enseñanza en las escuelas de materias relacionadas con la orientación sexual y el género.

El texto sobre tratamientos transitorios recibió el pleno apoyo de la mayoría republicana en ambas cámaras. Los demócratas, opuestos, no pudieron hacer nada. “Las palabras no bastan para hacer existir algo que no existe. Es imposible cambiar de sexo”, dijo el republicano Ralph Massullo durante los debates en la Cámara de Representantes local. “En cuanto a los niños afectados por esta ley, no pueden cambiar de sexo, deben aceptar este hecho”, agregó según el Miami Herald.

Sin embargo, la ley incluye una excepción para los menores que ya están recibiendo hormonas o un bloqueador de la pubertad. Al mismo tiempo, limita el acceso de los adultos a los tratamientos de transición al prohibir el uso de fondos públicos o su administración por un médico a través de una teleconsulta.

La votación de este texto enfureció a asociaciones como Equality Florida, que defiende los derechos LGBT. “Este es un ataque a la libertad médica y la libertad de los padres”, dijo uno de sus funcionarios, Jon Harris, en un comunicado. “Es una cruzada política, pero tiene consecuencias reales para las familias de Florida”.