Contratación de magistrados, simplificación del código procesal penal… Dos proyectos de ley que traducen las promesas hechas en enero por el Guardián de los Sellos en su «plan de acción por la justicia» llegan el miércoles 3 de mayo al Consejo de Ministros.

“Escuchamos lo que decían nuestros compatriotas, magistrados y personal de justicia”, aseguró Éric Dupond-Moretti en una entrevista con la AFP. En julio de 2022, al cabo de ocho meses de consulta y tras un foro sin precedentes firmado por miles de magistrados clamando su «sufrimiento», el informe de los Estados Generales había hecho la observación alarmista de una justicia en «estado de deterioro avanzado». «, percibido como «demasiado lento» por los franceses. «El objeto, para mí, es una justicia más protectora, una justicia más rápida, más eficaz», resumió el Guardián de los Sellos, reafirmando su «ambición de reducir a la mitad» las dilaciones de los procedimientos, tanto de la justicia civil como Justicia penal.

Los dos textos -un «proyecto de ley sobre orientación y programación» de la justicia y un «proyecto de ley orgánica relativo a la apertura, modernización y responsabilidad del poder judicial»- serán debatidos en el Parlamento en junio. El primero avala un «aumento histórico» del presupuesto de justicia: 21% en el quinquenio. Esto permitirá, en particular, financiar la creación de 10 000 puestos, incluidos 1 500 magistrados. “En cinco años, contrataremos más magistrados que en los últimos veinte años”, dice Éric Dupond-Moretti.

Para lograr este objetivo, el “proyecto de ley orgánica” prevé “vías más amplias de acceso” a la profesión de magistrado, en particular para otros profesionales del derecho (abogados, escribanos, etc.). Eventualmente, una cuota garantizará que el 50% de los nuevos magistrados provengan de la vía “clásica” de estudiantes de derecho, pero no se aplicará en los primeros años para garantizar las contrataciones prometidas. Otros refuerzos confirmados: 1.500 secretarios adicionales para 2027 y unos cientos de «agregados de justicia», una nueva función que sustituirá a los actuales «abogados adjuntos» y «asistentes especialistas» cuya situación se consideraba demasiado precaria. Esto traerá «un verdadero soplo de aire fresco en los tribunales», quiere creer el ministro.

El proyecto de ley también autorizará al gobierno a proceder por orden a una «reescritura» del código de procedimiento penal, para simplificar «una herramienta que se ha vuelto ilegible». Sin embargo, este proyecto, confiado en enero a un comité de expertos, no se completará hasta 2024. “Pronto” se establecerá un seguimiento del trabajo de este comité por parte de un grupo de parlamentarios. Paralelamente a este proyecto de ley, se publicarán varios decretos “antes del verano”, en particular para desarrollar soluciones amistosas en la justicia civil. Para ir «más rápido» y poner al litigante «en el centro de la justicia que le concierne», justifica el Guardián de los Sellos, explicando que quiere «reenfocar» el papel del juez «en el corazón de su profesión: dice la ley».

La ministra retoma en estos textos gran parte de las recomendaciones de los Estados Generales, con una gran excepción, la cuestión del hacinamiento penitenciario, que alcanzó un nuevo récord histórico el 1 de abril con 73.080 presos para 60.899 plazas operativas, es decir, una densidad de 120%. Ante este mal crónico, los Estados Generales habían abogado por un mecanismo que fijara para cada establecimiento un umbral de “mayor hacinamiento” a partir del cual pudieran “considerarse” medidas de “regulación” de la población penitenciaria.

«No es justo ni tiene sentido», arrasa el Guardián de los Sellos, «totalmente en contra», y que prefiere recordar el plan de construcción de 15.000 plazas previstas para 2027, así como la renovación de prisiones, cuya presupuesto “se ha duplicado”. También hace hincapié en otros mecanismos introducidos recientemente, como la «libertad forzosa», que debería permitir la liberación anticipada de los presos condenados a menos de dos años de prisión y que tienen menos de tres meses para cumplir. Por último, recuerda que anima habitualmente a los tribunales a dictar penas de servicio comunitario (TIG), «siempre que sea posible».