Una exadministradora de Twitter, rebautizada como X, contó a la red social cómo su propietario, Elon Musk, instigó un clima de miedo y dijo que estaba «sorprendida por su voluntad de reducir tanto a cenizas». “Pero con suficiente dinero y tiempo, tal vez salga algo nuevo e innovador”, matizó Esther Crawford, quien había apoyado públicamente al nuevo jefe durante los cuatro meses posteriores a la toma de posesión.

Ex directora de desarrollo de productos en Twitter, es conocida en particular por haber retuiteado una foto en la que se la veía durmiendo en un saco de dormir en la oficina, en los días posteriores a la adquisición a finales de octubre. “La izquierda (…) me llamó lamebotas multimillonaria”, dice, “mientras que la derecha me acusó de anteponer mi carrera a mi familia”.

Arquitecta de la nueva suscripción paga “Blue”, había trabajado día y noche con su equipo para lanzarlo en el tiempo establecido por el jefe de Tesla. La despidió a finales de febrero, junto con decenas de otros empleados. Ya había despedido rápidamente a la mitad del personal y les pidió a los sobrevivientes que eligieran entre entregarse «totalmente, incondicionalmente» o irse.

“Elon es extrañamente encantador y muy divertido”, describe Esther Crawford, pero “puede pasar del entusiasmo a la ira al mismo tiempo. (…) La gente rápidamente empezó a tener miedo” de hablar con él. Asegura haber expresado sus opiniones sin rodeos y le preocupa que los allegados al tempestuoso jefe sean “fanáticos en su apoyo inquebrantable a todo lo que dice”. “Vivir en una burbuja y estar en la cima hace que una persona sea aún más propensa a estar rodeada de sí-hombres (…) que tienen interés en estar en tu órbita”, señala.

Habla de los métodos de toma de decisiones de Elon Musk, basados ​​»esencialmente en sus instintos», más que en datos o experiencia. “Hacía encuestas en Twitter, le pedía consejo a un amigo sobre productos o incluso a su biógrafo. A veces parecía dar más crédito a los comentarios casuales que a los profesionales que se han pasado la vida resolviendo el problema en cuestión.

No perdona al Twitter de antes, que «se movía a velocidad de caracol, enredado en la burocracia», y no comenta las posibilidades de éxito del nuevo «líder malhumorado», «atrevido», pero que «falta mucho de empatía». Elon Musk acaba de cambiar el nombre de la plataforma «X» con la esperanza de convertirla en una aplicación que lo haga todo (mensajes, pagos, etc.) como WeChat en China.