Con un pase vertical que borró a ocho barceloneses, Eduardo Camavinga inició un contraataque concluido por Karim Benzema en el 80′. En tanto, Aurélien Tchouameni continúa con su calentamiento, y no ingresa hasta el 87. Símbolo de una jerarquía bien definida en el Real Madrid, que luego completó un rotundo éxito en el Clásico, en la vuelta de semifinales de la Copa del Rey (0-4), en el que contribuyó mucho Camavinga. Ya no es una sorpresa: antes de un partido de ida de cuartos de final de la Champions League ante el Chelsea (21.00 horas), el ex del Rennais es miembro inamovible del once madrileño.
“Eduardo es intocable, como Modric y como Kroos. Juegue donde juegue, juega muy bien”, felicitó su entrenador, Carlo Ancelotti, a principios de marzo. Camavinga ha sido titular en 16 de los últimos 18 partidos de la Real en todas las competiciones. Allí realizó unas actuaciones impresionantes, como centrocampista en el partido de vuelta de octavos de final de la C1 ante el Liverpool el 15 de marzo (1-0) o durante este Clásico en Cataluña, donde todavía ayudó como lateral izquierdo. Una posición donde su progreso ha sido deslumbrante.
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“Defensivamente es muy fuerte en el uno contra uno”, apuntaba Ancelotti a finales de enero. A él no le gusta mucho, pero a nosotros sí». “Era para ayudar y siempre respondí colectivamente”, coincidió Camavinga en las columnas de Ouest-France en marzo, mientras que Didier Deschamps dijo que estaba listo para reutilizarlo en esta posición con los Blues. Lo que cambia es la gestión de la profundidad, es una forma diferente de defender, retrocediendo como en la negociación de dos contra uno. Nosotros también pertenecemos a una línea y somos más comedidos. Estos son otros puntos de referencia.
En la Real, Camavinga tuvo sus altibajos. La digestión de su fichaje, del Stade Rennais al Merengue (31 millones de euros en el verano de 2021), fue más que una etapa: un calvario. Su sed de saber futbolístico (“Para mí nunca se pierde, se aprende”, decía en Ouest-France), unido a un permanente descuido, desde la altura de sus 20 años, acabaron por convertirlo en imprescindible en el Madrid. «No siempre he sido justo con él», se disculpó en enero Ancelotti, recordando su «confianza total» en su pepita tricolor.
Pero la felicidad de unos es la desgracia de otros. El también francés, también centrocampista defensivo, Aurélien Tchouaméni recoge las migajas en el 4-3-3 de la Real, en ese triángulo de la medular donde Luka Modric y Toni Kroos parecen eternos. “En una carrera, hay momentos que son un poco más complicados. Es la primera vez que me pasa, estoy aprendiendo”, reconocía el exmonegasco de 23 años en pleno parón internacional, hace un mes. El pasado verano, la Real se gastó 80 millones de euros para arrebatárselo al Principado. Un cambio de dimensión que ha vivido Camavinga, esta vez con la presión de un traspaso caro.
“Aurélien tuvo un poco más de problemas para regresar de la Copa del Mundo”, señaló Ancelotti la semana pasada. “Camavinga, supo aprovechar la ocasión”, plantó tajante el técnico italiano, pero esgrimiendo el “lujo de tener dos jugadores de este nivel”.
¿Qué diferencia a Eduardo Camavinga de Aurélien Tchouaméni? El primero “cubre muy bien el área frente a los defensores”, subraya Ancelotti. Tchouaméni también, y ambos tienen la visión de juego y el bagaje técnico para romper líneas en el pase. Pero Camavinga, «es difícil apurarlo», apunta el técnico merengue. En la “Cama” hay sobre todo una regularidad que aún no encuentra Tchouaméni, quien se perdió siete partidos por lesión a finales de enero.
«Lo más difícil es elegir» para componer el once inicial, piensa Ancelotti. ¿Podrían los dos franceses unir fuerzas para dar inicio a un gran partido esta temporada? “Tal vez sea una idea de futuro”, respondió Ancelotti, que los ha titular juntos en el medio seis veces esta temporada, pero ninguna en 2023. En el famoso 4-3-3 de la Real está sancionado. “Yo creo que para Tchouaméni es más difícil jugar en uno de los lados en un centrocampista con tres, mientras que Camavinga ha jugado muchas veces de centrocampista derecho o izquierdo”, analizó “Carletto”.
Tres años mayor que Camavinga, Tchouaméni está impaciente. Frustrante, pero no alarmante, porque si él bloquea su camino hoy, allana su camino para mañana. “Tenemos jóvenes fantásticos, Camavinga, Tchouaméni, Valverde y Ceballos, que simbolizarán una era” en la Real, mientras que Kroos (33) y Modric (37) están al final de contrato, pronostica Ancelotti. Camavinga está vinculado hasta 2027 con Casa Blanca, y Tchouaméni hasta 2028. En Madrid vemos el futuro en azul blanco rojo.