Todos devuelven la pelota. Por un lado, se destaca la extrema izquierda. Por otro lado, se denuncian las directivas políticas dadas a las fuerzas del orden. Y a medida que la violencia se invita a sí misma a las procesiones de protesta por la reforma de las pensiones, la brecha se amplía. Este es aún más el caso desde el sábado, y la reunión prohibida en Sainte-Soline contra las megacuencas degeneró en enfrentamientos violentos. En medio de este clima social tan tenso, la ecologista Sandrine Rousseau denuncia la gestión del mantenimiento del orden y va más allá, acusando a Emmanuel Macron de «buscar el incidente».
“Es una política de intimidación y me pregunto hasta qué punto no hay voluntad de ir tras el incidente”, declaró primero el funcionario electo, invitado en Senado Público este lunes. “Además, se está produciendo”, prosiguió, mientras un manifestante presente en Sainte-Soline veía comprometido su pronóstico vital.
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Para Sandrine Rousseau, los estallidos del sábado, que resultaron en heridos tanto para las fuerzas del orden como para los manifestantes, son solo el reflejo de una situación global. “Me parece que desde hace un tiempo, en las últimas semanas, ha habido un cambio en la política de vigilancia de las manifestaciones y que es mucho más dura y violenta que antes”, dijo, explicando así. Agregando, esta vez de manera explícita: «Sí, hay un deseo de ir tras el incidente». La electa también subrayó la movilización de la BRAV-M, esta unidad policial motorizada, cuestionada durante los últimos mítines, y señala según ella «que queremos estirar las cosas».