A tres días del encuentro contra Holanda por las eliminatorias de la Eurocopa 2024, Kylian Mbappé quiso romper el absceso con Antoine Griezmann y tratar el espinoso tema de la nueva capitanía. El delantero del Paris SG fue elegido este lunes por Didier Deschamps para suceder a Hugo Lloris, quien se retiró del fútbol internacional después de la Copa del Mundo. El entrenador había convocado a los dos jugadores a los salones de Clairefontaine para anunciarles su decisión nada más empezar el rally. Una opción no necesariamente bien experimentada por “Grizou” (32 años) sintiéndose tan legítimo como Mbappé (24 años) para heredar esta responsabilidad.

Para evitar molestias, Mbappé quería encontrarse cara a cara con Griezmann al día siguiente, desvela el equipo. El parisino explicó a su compatriota que entendía su decepción al confiarle que no tenía una concepción exclusiva de la capitanía y que “quiere dejar mucho espacio a otros, a él, como Olivier Giroud, por ejemplo, o todos los demás jugadores que pueden expresar el deseo de mostrar una forma de liderazgo.

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Este cara a cara probablemente ha ayudado a calmar las relaciones entre los dos hombres que mantienen relaciones cordiales pero que tampoco son los dos mejores amigos del mundo en la selección desde hace unos años. Mbappé también aseguró a Griezmann que era pieza central de los Blues de cara a la Eurocopa 2024, precisa L’Équipe.

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¿La píldora la digirió Griezmann? El delantero colchonero (Atlético de Madrid) se ha mostrado de todos modos relajado y sonriente en los entrenamientos desde el inicio de la semana. Una actitud que contrasta con su inmensa decepción cuando el lunes le cayó el hacha a Deschamps. Una desilusión tal que Mâconnais, de 32 años, había pensado en su futuro con los Blues.