Hoy celebra su 80 cumpleaños y sigue encabezando el cartel de Bernadette de Léa Domenach. Y para el cine, su gran vocación, Catherine Deneuve encarna desde su debut hace 64 años en Les Collégiennes de André Hunebelle, no la primera dama pero sí la primera actriz de Francia.

En este aniversario del 22 de octubre de 2023, es bueno comprender cómo quien nació Catherine Dorléac supo jugar con un encanto a veces helado, a veces chispeante, para construir una filmografía a la vez inmensa y pensada como la realización de un destino. Porque a lo largo de su carrera, a lo largo de las películas, escribirá su viaje de actriz alternando con rara felicidad y discernimiento personajes dramáticos, trágicos y románticos. E incluso el registro de frivolidad y comedia no escapará a su sed de mimetizarse con un nuevo atuendo. El éxito de crítica de Bernadette es la prueba más reciente y más bella de ello.

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Es necesario conocer los códigos que llevaron a la inolvidable Belle de jour de Buñuel a trabajar para cineastas tan talentosos -además del citado maestro español- como Jacques Demy, François Truffaut, Roman Polanski, Marco Ferreri, ayer… y durante los dos últimos. décadas, Lars von Trier, François Ozon, Arnaud Desplechin, sin olvidar obviamente a Emmanuelle Bercot y Léa Domenach. El séptimo arte, a diferencia de Brigitte Bardot, por ejemplo, fue y sigue siendo el gran negocio de su vida. Frente a la cámara, la actriz se mostró capaz de todos los excesos y todas las restricciones. Y quizás sea por eso, para tapar sus huellas y no mostrar su verdadera personalidad, que ha preservado celosamente su vida privada.

Al repasar la lista de sus películas, el cinéfilo se da cuenta inmediatamente de que Catherine Deneuve puede transformarse en La sirena de Mississippi, en Piel de burro, en Demoiselle de Rochefort. Capta el sorprendente don camaleónico de una actriz a la que, sobre todo, le gusta mimetizarse con la multiplicidad de sus personajes.

Ese día teníamos que ofrecer una lista de sus mejores películas. Una hazaña casi imposible ya que la elección es tan rica que la antología tendrá un comienzo, Le Vice et la Virtue de Roger Vadim y un final (completamente provisional), Bernadette. Entre estos puntos asíntotas encontraremos, por supuesto, La sirena del Mississippi de Truffaut, El último metro todavía de Truffaut, Potiche de Ozon y muchos otros que se intercalarán. ¡Feliz cumpleaños Catalina!

Vadim es un Pigmalión. Después de Brigitte Bardot Y Dios… creó a la mujer en 1956, después de Annette Stroyberg en Las amistades peligrosas en 1960, el joven director dirigió a su tercera esposa, Catherine Deneuve, en Vicio y virtud. Les Liaisons se inspiró en Choderlos de Laclos, Le Vice, del Marqués de Sade. En cuanto a la joven Catalina, ella encarnaba la virtud. Era sólo el principio.

Después de la virtud, los problemas de una bella manicurista belga que debe afrontar un deseo que no siente. Deneuve demuestra así que puede interpretar cualquier cosa… hasta la ansiedad.

Ella es maravillosa en este papel de una joven castellana despreocupada perdida en la Segunda Guerra Mundial. Se enfrenta a Philippe Noiret, que tiene el don de magnificar a las mujeres más bellas. Recuerda el dúo que formó con Romy Schneider en Le Vieux Fusil. Rappeneau le dará el personaje de una seductora casi indomable en Le Sauvage unos años más tarde.

Eran casi hermanas gemelas. Françoise Dorléac era un año mayor que Catalina. Las dos hermanas se adoraban. El destino robó el destino del mayor en la curva de un cruce cerca de Niza en 1967. El mayor mérito de Demy es haber inmortalizado para siempre esta hermosa amistad fraterna.

Después de haber encarnado la virtud con Vadim, es una burguesa que se prostituye con Buñuel. Adaptada de la novela de Joseph Kessel, esta historia sulfurosa marca un hito en la carrera de Deneuve. Después de esta película y de Repulsión, los directores estarán seguros de que ella es capaz de interpretar cualquier cosa. Además, unos meses más tarde, se vuelve virginal como Anne de Clécy en Benjamin ou les Mémoires d’un virgin.

Catherine Deneuve vuelve la cabeza de un monstruo sagrado. Jean-Paul Belmondo, lentamente envenenado por la perversa Marion, confiesa al final de la película: “Mirarte es una alegría… Una alegría y un sufrimiento”. Fue necesario el encanto picante de Deneuve para hacer que la gente creyera en este escenario. Lo creímos.

En 1969 se enfrentó a Belmondo, en 1972 fue a Delon en Un Flic, de Melville. En 1975 le tocó el turno a Yves Montand. Este es el momento bendito en el que los directores pueden construir un discurso alrededor de las estrellas. En Le Sauvage, de Rappeneau, interpreta a una deslumbrante “dolor en el culo” increíblemente convincente. Terminamos envidiando a Yves Montand.

Marion Steiner ama a su marido y al teatro. Los tiempos son turbulentos. Es la Segunda Guerra Mundial, los alemanes en París controlan todo. Todo menos el amor. Por tanto, Deneuve se enamoró de Gérard Depardieu, entonces en la cima de su talento. La película y los dos actores serán cesarizados. Uno de los mayores éxitos de Truffaut.

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Deneuve, una estrella nacional innegable e indiscutible, no ha sido ampliamente exportada. The Predators, de Tony Scott, es la excepción que confirma la regla. A pesar de contar con un reparto de prestigio -David Bowie y Susan Sarandon-, la película fue un fracaso en su estreno. Con el paso del tiempo, los cinéfilos le han devuelto su nobleza.

Parte del talento de Deneuve reside en su capacidad intuitiva para adivinar los caprichos de la época. En Dancer in the Dark trabaja para Lars von Trier, uno de los directores más populares de principios de siglo. También se enamoró de Björk, la joven diva islandesa.

¿Deneuve en la piel de Jacqueline Maillan? Este prodigio, la gran actriz lo logró. Catherine es anti-Deneuve. Los cinéfilos apreciaron plenamente esta destreza actoral. La presencia de Depardieu y Luchini ciertamente contribuyó al éxito de Potiche.

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A la edad de ser abuela, Deneuve todavía seduce. La historia que Emmanuelle Bercot diseñó a medida para la actriz fue acogida muy positivamente por la crítica. Elle s’en va es, para que conste, la película número 137 de Deneuve. Un record.

Aquí se transforma en Muriel, una madre que insidiosamente ve a su hijo atrapado en una ideología terrorista. Una película y un papel que sumergen al espectador en la actualidad.

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Catherine Deneuve se convierte aquí en una Bernadette Chirac tan convincente y, a veces, tan jocosa como la modelo. Una “biopic” divertida y poco convencional, elogiada unánimemente por la crítica.

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