Ralph McDaniels fue uno de los primeros en filmar la escena del rap de Nueva York para su programa Video Music Box, que contó con leyendas del género, desde Nas hasta Jay-Z. Guardó todos los archivos, miles de horas de imágenes y sonidos que resguarda para transmitir la memoria de una época.
Principios de la década de 1980… el hip-hop todavía está viviendo su prehistoria, el primer éxito de rap de Sugarhill Gang (Rapper’s Delight, 1979) acaba de salir al aire. DJ, productor de videos y ahora coordinador de actividades de hip-hop para las bibliotecas de Queens en Nueva York, Uncle Ralph (Tonton Ralph) -su apodo en el medio- lo recuerda como si fuera ayer. “Estuvimos con Russell Simmons (el futuro fundador del famoso sello de hip-hop Def Jam). No podías conseguir un contrato para un artista. No podrías poner un disco (de hip-hop) en una tienda. Te decían que no lo iban a vender”, dice este pionero.
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“Y luego estaba Run-DMC”, el primer grupo importante en la historia del rap. “De verdad, estuvimos hablando con ellos, a la vuelta de la esquina, y al día siguiente estaban en el escenario del Madison Square Garden”, recuerda este oriundo de Brooklyn con orígenes en Trinidad y Tobago, en el Caribe.
De este período, y de los años siguientes, Ralph McDaniels, de 61 años, conserva raros vestigios visuales y sonoros, capturados allí donde se juntaba -a menudo con su único equipo-, su cámara y su micrófono. Video Music Box se lanzó en 1983 en un canal local de Nueva York (WNYC-TV) para dar voz a una escena de rap aún floreciente y enérgica. Nas, The Notorious B.I.G., Busta Rhymes, Roxanne Shanté, Mary J. Blige, Jay-Z…, Uncle Ralph los filmó a todos en su debut, en concierto ante un público emocionado, o en escenarios confidenciales.
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En un estudio instalado en el sótano de su casa en Elmont, un suburbio de Nueva York, recorre imágenes de archivo: un jovencísimo LL Cool J dando su primera entrevista filmada, o DJ Grandmaster Flash, gafas negras, traje brillante más disco que rap en el backstage de un espectáculo en 1985. Treinta o cuarenta años después, los grandes nombres del género están agradecidos a Video Music Box por haber estado allí desde el principio. “Teníamos a Ralph McDaniels, eso es todo lo que teníamos”, resume Jay-Z en un documental que Nas dedicó al programa (Estás viendo Video Music Box, en Showtime, 2021).
Hoy, Ralph McDaniels quiere proteger este patrimonio, digitalizando las 20.000 horas de imágenes contenidas en las montañas de viejos casetes de video apilados por todas partes en los estantes de hierro de su estudio.
Su sueño ? «Dentro de cuarenta o cien años, todo estará en un archivo en alguna parte, y puedes decirme sobre Mary J. Blige, y encontrarás a Mary J. Blige en su tiempo», dice. “Es importante porque es lo que cuenta la historia de nuestra cultura, y no se puede tirar”, insiste. El pequeño micrófono en forma de caja que usó para Video Music Box ya ha ingresado a las colecciones del Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana en Washington.
Su memoria, Ralph McDaniels, también lo nutrió con los videoclips que produjo con estrellas de la época dorada del rap neoyorquino. Entre ellas, It Ain’t Hard to Tell de Nas (1994), o la famosísima C.R.E.A.M. (1994) de Wu-Tang Clan, una cruda crónica de la juventud neoyorquina, entre las drogas, la violencia y la cárcel, donde las siglas C.R.E.A.M. significa «El efectivo gobierna todo lo que me rodea». “Hacía menos 15 cuando rodamos”, recuerda, nostálgico de aquella época del hip-hop en la que “las palabras que decíamos se correspondían realmente con lo que pasaba en la calle”.
“Muchos de los artistas más grandes del hip-hop han tenido momentos difíciles”, agrega, citando a Jay-Z, The Notorious B.I.G. o Nas, todos los cuales crecieron en barrios pobres de Nueva York. “Conocían y entendían a la gente, a las familias, los olores y todo lo que pasa en los ascensores que huelen a orines y todo lo que uno pasa por ahí todos los días. Y tomaron todo eso y lo pusieron en sus registros”, dice Ralph McDaniels.
A partir de ahora, trata de transmitir el patrimonio dentro de las bibliotecas, “un espacio seguro, especialmente para los adolescentes”. “Hay niños que necesitan ayuda, oportunidades o simplemente estar allí, vernos hacer una entrevista y ver cómo funciona”, insiste el tío Ralph. “Aquí están a salvo, no les pasará nada”.