Ellos están de regreso. En poco más de treinta años, el famoso cuarteto de las Tortugas Ninja ha aparecido en la pantalla grande una docena de veces. Estas adaptaciones múltiples y desiguales a veces han dejado a los espectadores con un sabor amargo. En esta ocasión, la franquicia ha confiado los mandos a Jeff Rowe, treinta años y solo un logro en su haber, para dar un lavado de cara a los reptiles neoyorquinos. El mensaje es claro: Ninja Turtles: Teenage years quiere ser parte de su época. La historia de la adolescencia de estas tortugas criadas en las cloacas de Nueva York, la película multiplica guiños y referencias a su época. Para ser aceptadas y vivir una juventud «normal» en el mundo humano, las cuatro tortugas se comprometerán a luchar contra Superfly, un misterioso criminal que siembra el terror en la ciudad. El resultado de esta búsqueda iniciática, en los cines el 9 de agosto, parece haber convencido a la prensa francesa.

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“La franquicia ya es muy conocida por el gran público pero aquí se está renovando con éxito”, presume Le Figaro en su reseña. La animación imaginada por Jeff Rowe, a medio camino entre el graffiti y los trazos de lápiz, es calificada de «soberbia» por nuestro crítico, que alaba los méritos de esta película sobre la adolescencia, cuya fórmula es «un poco convencional, pero generosa».

La animación de esta nueva película de animación, que sigue los pasos del último Spider-man, se ha ganado la admiración de la crítica. “La película de cuidada estética, que a veces recuerda a la animación stop motion, a veces al dibujo a lápiz, está llena de referencias a la cultura cinematográfica actual”, saluda Caroline Besse en Télérama. No muy convencido por el escrito, el periodista lamenta que esta historia «un poco sin aliento […] tira un poco de la longitud».

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“El ritmo es furioso”, alardea Yannick Vély en las columnas de Paris Match. Cautivado por “la gráfica particularmente trabajada” de la película, el crítico constata “las concesiones en su momento” del guión, con sus “chistes que pronto quedarán fechados”. Eso no le impide apreciar esta película familiar, según él, cuyo “supervillano mutante solo merece el viaje”.

Es «la mejor adaptación al cine del universo creado por el tándem Eastman-Laird», abunda Véronique Cauhapé en las páginas de Le Monde. La crítica agradece ver a las tortugas presentadas como «figuras heroicas firmemente arraigadas en su tiempo» y verlas así «cruzar el umbral del siglo XXI». Otra forma de la película: sus gráficos, que rinden homenaje a la imaginación neoyorquina. “La imagen suave de 3D se ha cubierto con capas sucesivas. Ha sido emborronado, borrado por la intervención del 2D y sus intempestivos trazos de lápiz, sus dibujos superpuestos. Animación tratada como arte callejero”.

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En Première, François Léger también constata esta transición a una nueva era para la franquicia nacida en el siglo XX. Pero la película está especialmente ilustrada por “la impronta humorística de su productor”: “Divertida, divertida y ultrarrítmica, la historia va a toda velocidad”, alaba. Las numerosas referencias a la cultura pop “incesantes” y “particularmente pesadas” no impiden, promete, saborear esta “aventura sobrealimentada sobre los problemas de la adolescencia”.