La otra noche había mucha gente en el Théâtre Marigny. Interpretamos a Ruy Blas con un joven protagonista desconocido, Basile Larie, en el papel principal. En su CV leemos que le apasionaba el esquí y el montañismo. Recién en 2020 decidió dejar sus bastones y mosquetones para incorporarse al Cours Florent. Cuando se cruzó con Jacques Weber, este último lo contrató para su primer papel importante y aquí se vio impulsado a Ruy Blas, un Ruy Blas un poco demasiado verde. Nuestros padres o abuelos tal vez recuerden a Gérard Philipe en el papel del ayuda de cámara pobre. Fue en 1954 y bajo la dirección de Jean Vilar…

Nos ha sucedido muchas veces, en el teatro, escuchar cuando la voz de un actor o actriz no suena lo suficiente. Pensábamos que esto era imposible con Jacques Weber, este actor con un pecho impresionante. Esa noche, había una niebla en su voz que arruinó un poco su entrada al escenario. Poco a poco su voz se volvió más llamativa. En un escenario negro y sin huesos, el gran Jacques Weber interpreta a Don Salustio, este viejo sinvergüenza sin escrúpulos. Weber también es el director del asunto y decidió no situar la obra en ninguna época concreta. No estamos a finales del siglo XVII, preferiríamos estar en un tiempo y un espacio indefinidos.

En el papel de Don César, el primo aventurero de Salustio, Kad Merad. La habitación la esperaba como el mesías, ella no estaba ni decepcionada ni impresionada. Vestidos con harapos, bolsa de la compra en mano, nos dejamos llevar por su franca relajación. El director le da carta blanca, lo que le permite montar su espectáculo. Acto IV, segunda escena, comienza a bailar en una atmósfera tipo Las Vegas. Nos guste o no.

No son Jacques Weber ni Kad Merad quienes impresionan en este Ruy Blas. No, son el excelente Jean-Paul Muel (vestido como Elton John de su época de apogeo) en el papel de Don Guritan y Stéphane Caillard con el traje de la Reina de España. Stéphane Caillard es gracia, elegancia. Largo y delicado, realzado por las luces de Georges Lavaudant. Lo notamos en La guerra, de Lars Norén, donde resultó desgarrador.

En el Centro Cultural Jacques Tati de Amiens y próximamente en la Cartoucherie de París, Olivier Mellor (y la Compagnie du Berger) presenta su puesta en escena del drama de Victor Hugo. Para él, Ruy Blas sería, no es cierto, como una superproducción romántica. Su versión es completa, más clásica que la de Jacques Weber pero no exenta de algunas fantasías. Un cuarteto realza la trama.

En el papel de Don Salluste, Stephen Szekely, en el de Ruy Blas, Emmanuel Bordier, en el de la reina, Caroline Corme, y Rémi Pous interpretan a Don César. Este último causa una fuerte impresión aunque hace menos que Kad Merad, lo cual no es muy complicado. Aquí también hay una decoración minimalista pero muy bien pensada, pero allí también un lacayo poco convincente. Hay un trabajo sólido en este programa que merece y llama la atención. No nos aburrimos, que es lo mínimo que podemos hacer.

En el Teatro Marigny (París 8). Semejante. : 01 86 47 72 77. Hasta el 29 de diciembre.

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En el Centro Cultural Jacques Tati, Amiens (80) – (www.compagnieduberger.fr). Y del 16 de noviembre al 3 de diciembre en la Cartoucherie-Théâtre de l’Épée de Bois, (París 12). Semejante. : 01 48 08 39 74.

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