“Estamos en el mismo planeta, y todavía. Estamos en otra parte. Estamos en Tokio”. Así se abre el encantador libro de June Fujiwara. Aquí estamos en otro país donde el suelo está tan limpio que brilla. Allí, el autor tiene unos ojos enormes; redescubre esta capital en la que vivió hace veinte años.
Hay konbini, estas tiendas abren las 24 horas del día, y estaciones, como Shinjuku, donde hay 36 andenes y 200 salidas. El autor actúa como guía. Nos adentra en el vientre de la ciudad y en sus alturas, a 240 metros del suelo. Tokio baila ante sus ojos. Y luego, es de noche, Tokio se vuelve fluorescente, esperamos durante horas frente a los restaurantes, comemos fideos.
Cada capítulo se lee como una obra de teatro, con sus personajes y palabras japonesas. June Fujiwara tiene ese tono familiar que tendría una amiga con su lector. Se pregunta sobre su vida, esos lugares que aún existen desde que ella se fue. El viaje se convierte en un sueño. Un libro inmersivo.
La Perfecte Tokyoïte, de June Fujiwara, Les Arènes, 220 p., 15 euros.