La Escuela de Mecánica Naval (ESMA), un centro clandestino de detención y tortura durante la última dictadura, convertido en museo de la memoria de Argentina, pasó a formar parte del patrimonio mundial de la humanidad, anunció este martes la Unesco. “Allí se expresó lo peor del terrorismo de Estado de la última dictadura militar en Argentina. (…) Sigamos manteniendo viva la memoria”, reaccionó el presidente argentino, Alberto Fernández, en X (ex-Twitter), tras el voto favorable del Comité del Patrimonio Mundial reunido en Riad.
La “ESMA”. Cuatro letras que todo el mundo identifica de inmediato en Argentina, y que hacen referencia al período más oscuro del país, la dictadura militar de 1976 a 1983, que dejó a su paso 30.000 muertos o desaparecidos, según estimaciones de organizaciones de derechos humanos. Alrededor de 5.000 de ellos pasaron por la ESMA de Buenos Aires, uno de los “CCD” (centros clandestinos de detención) como Argentina entonces tenía cientos de ellos, de diversos tamaños y “rendimiento”.
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ESMA fue la más “activa”, y es la más conocida. Fueron torturados, golpeados, violados, los detenidos fueron mantenidos esposados durante meses, y de allí también partieron grupos de detenidos hacia los “Vuelos de la Muerte”: los prisioneros fueron anestesiados y luego arrojados vivos a gran altura desde un avión en el Atlántico, frente a la costa del Río de la Plata.
La ESMA, que el ex presidente Carlos Menem (peronista, liberal) quiso destruir a finales de los años 1990 para construir en su lugar un “monumento a la reconciliación”, finalmente se mantuvo, tras la oposición de las familias de los desaparecidos. En 2004, uno de sus sucesores, el presidente Néstor Kirchner (peronista, izquierda, 2003 a 2007) anunció su transformación en museo y lugar de la memoria. Es visitado cada año por unas 150.000 personas: escolares, argentinos, turistas… Una vez al mes, un ex recluso participa en la visita guiada.