El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, visitó el jueves 27 de julio durante un viaje a Odessa, un importante puerto del Mar Negro atacado varias veces por Rusia, la Catedral de la Transfiguración, dañada por un reciente bombardeo.

Leer tambiénUcrania: los sindicatos del país luchan en el frente social

“Volodymyr Zelensky inspeccionó la destrucción en la Catedral de la Transfiguración causada por los recientes bombardeos masivos rusos sobre la infraestructura civil y el centro histórico de Odessa”, anunció la presidencia ucraniana en un comunicado. “El Jefe de Estado ha sido informado del alcance de la destrucción en la iglesia y su estado actual”, así como de las posibilidades de reconstrucción, agregó.

Antes que el presidente ucraniano, fue el alcalde de la ciudad, Gennady Troukhanov, quien acudió al lugar para comprobar el alcance de los daños infligidos al edificio. El interesado autorizó el derribo parcial de la catedral para asegurar la estabilidad del edificio debilitado por los bombardeos. “La amenaza es que se esté moviendo la parte del edificio donde cayó este loco misil ruso”, explicó frente a la catedral. Inmediatamente comenzaremos a demoler este muro. Arrastrará todo el edificio con él, si se derrumba por sí solo.

Antes de lamentar los daños causados ​​a su ciudad, hasta ahora relativamente librada del conflicto. “Explicar a los feligreses que no es seguro. No deberían estar aquí. Es horrible, horrible. Una tragedia. (…) Nunca habíamos experimentado tales ataques en Odessa, esta es la primera vez”.

La catedral ortodoxa más grande de Odessa, cuyo centro histórico fue catalogado a principios de este año por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, el edificio resultó dañado el domingo durante una ola de bombardeos de las fuerzas rusas. Según la presidencia, “el altar quedó completamente destruido y la estructura portante del edificio resultó dañada”.

Fundada hace más de 200 años y destruida por los soviéticos en 1936, la Catedral de la Transfiguración fue reconstruida a principios de la década de 2000 gracias a numerosas donaciones. Fue consagrada en 2010 por el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kirill. El edificio pertenece a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana adscrita al Patriarcado de Moscú, una rama que rompió sus lazos con Rusia después de la invasión de febrero de 2022.

El Kremlin negó haber tenido como objetivo este edificio, asegurando que la destrucción fue provocada por misiles antiaéreos ucranianos, disparados para interceptar los cohetes rusos que caían sobre la ciudad.