“Sí entro al CAF, sí recibo el RSA. Ahora tengo un negocio paralelo. (…) No, no me da vergüenza. No es mi problema si la sociedad abre las puertas para que personas como yo accedan a la RSA”, admitió el ex candidato a reality shows Sébastien Dubois, alias “Sebydaddy”, mientras vivía en Miami. Este vídeo encendió la pólvora en las redes sociales, apenas una semana después del de la youtuber Mertel, que también se jactó de defraudar a la Caja de Asignaciones Familiares (CAF), incitando incluso al gobierno a tipificar en el PLFSS de 2024 un delito de “promoción del fraude”.

Tema explosivo, los vídeos de estos estafadores que hacen alarde y tergiversan el sistema de protección social francés despiertan la incomprensión de los franceses. Llegan en un momento político clave, cuando el gobierno quiere reformar la renta activa solidaria (RSA), condicionando su obtención a horas de actividad (actividades de integración, formación, redacción de CV, etc.), uno de los puntos más criticados del su proyecto de ley de “pleno empleo”.

El jueves, el bando presidencial y la derecha encontraron un compromiso en la Asamblea Nacional al acordar un mínimo de 15 horas de actividades obligatorias para beneficiarse del RSA. Se prevén excepciones para padres solteros sin cuidado de niños o para personas con discapacidad. Por su parte, la izquierda sigue firmemente opuesta a estas medidas consideradas “estigmatizantes”. “La reforma RSA del gobierno es una máquina rectificadora. Ella producirá a Daniel Blakes en una cadena de montaje”, afirma el diputado del PS Boris Vallaud. Una referencia a la película homónima de Ken Loach Film donde un carpintero de 59 años que sufre graves problemas cardíacos es maltratado por los servicios sociales.

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Francia tiene 1,89 millones de hogares que se benefician del RSA y el 22% también recibe el bono de actividad, según un estudio publicado el jueves por el servicio estadístico del Ministerio de Salud (Dress). Recordamos que el acceso al RSA está sujeto a la condición de residencia en Francia y a los recursos del hogar: se tienen en cuenta los ingresos de todos los miembros del hogar, excepto una parte de la ayuda a la vivienda y determinadas prestaciones familiares.

En septiembre de 2023, el importe del RSA asciende así a 608 euros mensuales para una persona soltera sin hijos, o el 44% del salario mínimo neto a tiempo completo. Para una pareja con dos hijos llega a los 1276 euros. El RSA proporciona acceso a los derechos conexos, un conjunto de prestaciones sociales secundarias asignadas a nivel nacional (aguinaldo, exención del pago de las licencias de televisión, reducción de la factura telefónica, control energético, solidaridad sanitaria suplementaria, etc.) o a nivel local a través de municipios, departamentos o regiones. “Pero es mejor cobrar el salario mínimo que el RSA, sea cual sea la composición familiar. El nivel de vida es mayor con el salario mínimo”, afirma Martin Chevalier de Drees. Los subsidios perdidos pueden ser reemplazados por el bono de actividad, un sistema cuyo (complejo) cálculo apunta precisamente a hacer que el trabajo sea siempre más atractivo financieramente que la asistencia social.

Y la vida en la RSA está lejos de la imagen que los YouTubers fraudulentos y sin escrúpulos quieren dar. Mientras que la mitad de la población de Francia continental vivía con menos de 1.770 euros al mes en 2018, tres cuartas partes de los hogares que recibían RSA tenían menos de 1.070 euros al mes en 2018, según Drees. Después del pago de los gastos obligatorios (alquiler, seguros, abonos), el nivel de vida mensual es inferior a 470 euros para la mitad de los miembros de los hogares beneficiarios del RSA, frente a 1.070 euros para el conjunto de la población. “A una cuarta parte de los miembros de los hogares beneficiarios del RSA les quedan menos de 10 euros diarios por unidad de consumo”, concluye Drees.