Quien dice calor, dice aires acondicionados. En Asia, la ola de calor que actualmente azota a gran parte de Asia está provocando una explosión en la demanda de acondicionadores de aire, el medio preferido para mantenerse fresco… al menos para aquellos que pueden permitírselo. Las unidades de aire acondicionado de exterior forman parte del paisaje de las ciudades asiáticas, en las fachadas de los edificios de Hong Kong o en las paredes de las casas de Camboya. Un complemento bienvenido, ya que una inusual ola de calor, con temperaturas que superan los 40°C, azota a muchos países, desde Filipinas hasta la India, pasando por Birmania.
Según un informe de 2019 de la Agencia Internacional de Energía (AIE), solo el 15% de los hogares del Sudeste Asiático están equipados con un sistema de aire acondicionado. Pero esta cifra esconde grandes disparidades. Así, en Singapur y Malasia, casi el 80% de los hogares están equipados con ellos, frente a menos del 10% en Indonesia y Vietnam, precisa la AIE. Se prevé que el aumento de las temperaturas y los salarios aumentará el número de unidades de aire acondicionado en el sudeste asiático de 40 millones en 2017 a 300 millones en 2040. Esto seguramente afectará a las instalaciones eléctricas que ya están luchando por adaptarse a las condiciones actuales.
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Myanmar produce sólo alrededor de la mitad de la electricidad que el país necesita cada día, y la junta militar culpa del problema a la baja producción de energía hidroeléctrica. Según ella, esto se debe a los movimientos armados de oposición que atacan las infraestructuras, pero también a la escasez de precipitaciones y de producción de gas natural. Tailandia ha experimentado una demanda récord de suministro de energía en las últimas semanas, y la gente se ha refugiado en interiores o en lugares con aire acondicionado.
Según la AIE, el aire acondicionado ya es responsable de la emisión de alrededor de mil millones de toneladas de CO2 al año, de un total de 37 mil millones emitidos en todo el mundo. Sin embargo, es una de las mejores formas de protegerse de las consecuencias del calor, especialmente para los más vulnerables: niños, ancianos o personas con discapacidad. Ante el aumento de la demanda, decenas de países firmaron el año pasado el Compromiso Global de Aire Acondicionado de las Naciones Unidas, cuyo objetivo es mejorar la eficiencia de los acondicionadores de aire y reducir las emisiones.
Algunos países llevan años trabajando para reducir el impacto del aire acondicionado. Desde 2005, Japón ha alentado a los trabajadores de oficina a deshacerse de sus corbatas y chaquetas para poder mantener los aires acondicionados a 28°C.