Un tímido pero bienvenido resurgimiento del optimismo. En sus previsiones económicas actualizadas publicadas el jueves, la OCDE espera que el crecimiento europeo sea del 0,7% en 2024, frente al 0,6% anterior en febrero. Un crecimiento «débil», comenta la institución internacional con sede en París, antes de alcanzar el 1,5% en 2025, «gracias a la recuperación de la demanda interna». El consumo debería verse impulsado por un aumento de los salarios en mercados laborales ajustados y por la caída de la inflación, que estimulará el poder adquisitivo de los hogares.
Por el momento, la zona del euro ha estado sumida en un estancamiento durante un año y medio y estuvo cerca de la recesión en el primer trimestre. Ante este lento crecimiento, el Banco Central Europeo (BCE) debería, como se espera, comenzar su ciclo de recortes de tipos de interés en junio. Alemania, peso pesado de la región, debería ver crecer su actividad económica sólo un 0,2% este año, según la OCDE, que en febrero todavía contaba con un 0,3%. El crecimiento en Gran Bretaña también se revisó a la baja, del 0,7% al 0,4%. Por el contrario, Francia aumentó ligeramente su previsión hasta el 0,7%, frente al 0,6% anunciado anteriormente. La información no se le escapó al ministro de Economía, Bruno Le Maire, que se apresuró a comentarla este jueves en BFMTV. «Francia va en la dirección correcta», asegura, antes de señalar «el pesimismo permanente» de algunos.
El hecho es que la actividad europea todavía palidece en comparación con la de Estados Unidos. Se pronostica que el crecimiento de Estados Unidos será del 2,6% este año. La fortaleza es tal que el tan esperado recorte de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal (banco central estadounidense) podría retrasarse, ya que la inflación ha comenzado a aumentar nuevamente.
Estos destinos divergentes pueden explicarse por el shock energético de la guerra en Ucrania, el nivel de ahorro y las distintas políticas presupuestarias, más expansivas al otro lado del Atlántico. Esta brecha entre las dos regiones se reducirá, predice la OCDE “a medida que la recuperación en Europa se fortalezca y el crecimiento se desacelere en Estados Unidos”.