Ya sea en términos de actividad o de creación de empleo en el sector privado, Francia terminó el cuarto trimestre de 2023 exactamente en el mismo nivel en el que lo inició: estancado. En total, en 2023, el país no ha logrado crear más de 114.000 puestos de trabajo, indica Dares en su nueva nota sobre el mercado laboral, publicada este miércoles. La cifra es ciertamente honorable, pero muy inferior a las 350.000 creaciones netas registradas en 2022. Las principales causas de esta pérdida de impulso son la elevada inflación y el lento crecimiento. Pero también el fin de varias políticas proactivas que han permitido aumentar la proporción de personas ocupadas en los últimos años, empezando por el aprendizaje, responsable de un tercio de los puestos generados y que ahora debería estabilizarse.
Esta desaceleración es una mala noticia para todos los actores económicos. Sin embargo, los líderes empresariales pueden alegrarse de ver que las tensiones en materia de contratación se alivian ligeramente, después del pico alcanzado en 2022. La proporción de jefes que reportan dificultades para encontrar la fuerza laboral necesaria aumenta entonces en más del 60% en los servicios, más del 65% en la industria e incluso más del 80% en construcción. A principios de 2024, y tras cinco trimestres consecutivos de descenso, estas tasas han caído hasta el 53% en el sector secundario y el 44% en el sector terciario. Sólo la construcción no parece capaz de escapar de estas tensiones.
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Al mismo tiempo, los puestos de trabajo vacantes también están experimentando una fuerte caída. En las empresas de más de 10 empleados, representan ahora “sólo” el 2,1% de los puestos, 0,4 puntos menos en un año.
Sin embargo, la lucha está lejos de estar ganada por el gobierno, que continúa señalando esta paradoja entre las empresas que no contratan y el alto desempleo que continúa. Según Dares, la situación seguiría afectando a cerca de 332.000 puestos a finales de 2023, lo que supone un aumento de más del 50% respecto a antes de la crisis del Covid. Suficiente para empujar al ejecutivo a querer aumentar la presión sobre los solicitantes de empleo. En su discurso de política general, el nuevo primer ministro, Gabriel Attal, admitió querer “ir más allá en la reforma del seguro de desempleo (…) para animar cada vez a más personas a volver a trabajar. »