Haro sobre la moda rápida: Los diputados analizan este jueves medidas destinadas a frenar la “moda rápida”, con una “penalización” medioambiental y la prohibición de la publicidad de la venta de estas prendas a precios de saldo, la mayoría de las veces importadas. El proyecto de ley será el segundo texto examinado en el hemiciclo durante la jornada reservada a Horizontes, uno de los tres grupos de la mayoría presidencial. Con el apoyo del gobierno, fue validado en comisión en un clima de raro acuerdo.
En un contexto de caída del poder adquisitivo, la inundación del mercado con ropa barata y constantemente renovada ha sacudido al sector, donde aumentan los cierres de tiendas y las quiebras judiciales. Pero es el ángulo medioambiental el que destaca el texto de la diputada de Horizons Anne-Cécile Violland: “La industria textil es la más contaminante, representa el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero y si no hacemos nada, alcanzaremos el 26% en 2050. ”, argumenta.
En el visor, prácticas llevadas a su clímax por la emblemática empresa china Shein, y sus “7.200 nuevos modelos de ropa por día” de media. El proyecto de ley prevé, en particular, reforzar el sistema de «bonus-malus» existente en el sector textil, para tener en cuenta los «costes medioambientales» de una producción excesiva.
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La sanción, que se fijará por decreto, podría alcanzar hasta diez euros por producto en 2030, con un tope del 50% del precio de venta. “No es un impuesto”, insiste Anne-Cécile Violland, y las sanciones deben redistribuirse en particular a favor de los productores de ropa sostenible. La otra medida emblemática es la “prohibición de publicidad de productos y empresas de moda rápida”, habitual en un marketing agresivo que empuja hacia el consumo excesivo. Cuenta con el apoyo de todos los grupos excepto los Republicanos (LR). «Si se prohíbe la publicidad en el ámbito de la moda, en realidad se está prohibiendo el mercado», opina el diputado de LR Antoine Vermorel-Marques.
A pesar del carácter generalmente consensuado del texto, los eurodiputados deberían debatir extensamente la definición de “moda rápida”. El texto mantiene un criterio basado en los volúmenes producidos y la velocidad de renovación de las colecciones, pero remite a un decreto para fijar los umbrales. “El diablo está en los decretos”, sonríe la diputada del LFI Alma Dufour, quien, al igual que los funcionarios electos de todos los bandos, aboga por que se incluyan umbrales en la ley y que se identifiquen mejor a los actores objetivo.
La coalición de ONG “Stop Fast Fashion” pide que no se pierda una “oportunidad histórica”. Y apuntar a “todas las marcas que ofrecen más de 5.000 modelos al año” y a todas las plataformas de venta online. Con esto “no se pretende penalizar sólo a Shein o Temu sino también a marcas como Zara, Primark, H
Para el gigante chino Shein, este texto “penaliza desproporcionadamente a los consumidores más preocupados por los costes” y “no aborda la cuestión del impacto medioambiental”. Según un portavoz, el número de referencias «no es un indicador relevante» para definir la «moda rápida», sino que está vinculado a la magnitud de los artículos no vendidos, y la marca afirma que produce «bajo demanda». Por su parte, el sueco H
En France, l’Alliance du Commerce, qui fédère des grands magasins, a elle exprimé des réserves sur le fait de baser le «malus» sur «l’affichage environnemental» des produits, une nouvelle méthode de notation des produits qui doit être mise en obra. Su director general, Yohann Petiot, dijo a la AFP que temía que el texto «no alcanzara su objetivo» al afectar a las empresas nacionales en lugar de a la «moda ultrarrápida».