«La inseguridad higiénica invade muchos hogares». El delegado general de Donaciones Solidarias, Dominique Besançon, está alarmado este lunes 26 de febrero por los resultados del cuarto barómetro* de la asociación, que recoge donaciones de productos no alimentarios para redistribuirlos entre una red de asociaciones que luchan contra la precariedad. Uno de cada dos franceses afirma que el contexto económico actual les empuja a reducir su consumo de productos de higiene por falta de dinero. Eran “sólo” el 34% en 2023.
El fenómeno, «que se está arraigando de forma duradera en Francia», ya no afecta sólo a los franceses más pobres, sino a «un público mucho más variado», señala Dominique Besançon. Lo que más a menudo renuncian es el maquillaje: el 40% de las mujeres dicen limitarse a este gasto. Casi una de cada cinco personas limita su compra de maquinillas de afeitar (frente al 11% en 2019, durante el primer barómetro), el 16% a desodorantes (10% en 2019), el 13% a detergentes para la ropa (no probado en 2019) o incluso el 12% en cepillos de dientes (7% en 2019). La prohibición, a partir del 1 de marzo, de promociones superiores al 34% en productos de higiene y limpieza no debería mejorar la situación.
“Es un equilibrio constante entre la compra de alimentos, productos de higiene y la factura de energía”, recuerda Dominique Besançon. Más de una de cada cinco personas ya ha tenido que elegir entre comprar comida y un producto de higiene. Esta precariedad lleva así a los franceses a buscar soluciones de evasión: el 41% de los padres afirman controlar el consumo de gel de ducha de sus hijos, mientras que hace cinco años sólo lo hacía el 20%. Un tercio de los franceses prolonga el uso de productos de un solo uso -siempre por motivos presupuestarios-, el 23% controla el consumo de papel higiénico y el 11% se lava a veces sin jabón.
Las mujeres también se enfrentan a una inseguridad menstrual que sigue siendo preocupante: el 16% de las mujeres que están menstruando o que tienen un hijo que está menstruando en casa dicen haber carecido ya de protección periódica por falta de dinero. Eran “sólo” el 8% en 2019. Una tasa que se dispara entre las mujeres jóvenes, que son el 28% en este caso.
En general, los jóvenes son los más afectados por esta inseguridad higiénica. “Las tasas de abandono de compras entre este público son alarmantes”, advierte Dominique Besançon, quien señala que el 41% de los jóvenes entre 18 y 24 años ya han tenido que decidir entre una compra de alimentos y productos de higiene. Son estudiantes, jóvenes alejados del empleo, pero también “jóvenes trabajadores que tienen trabajo pero que, con las crisis y la inflación, tienen dificultades para llegar a fin de mes”.
Además de los evidentes problemas de salud que plantea esta precariedad higiénica, se observa la aparición de un «sentimiento de malestar entre las personas afectadas, que conduce a la evitación social», explica Dominique Besançon. Hasta el punto, para el 17% de los encuestados, que no se atrevían a acudir a una reunión profesional. “Este impacto en la autoestima está especialmente presente entre los jóvenes”, señala el delegado general de la asociación.
Donaciones Solidarias espera que las impactantes cifras de su barómetro creen conciencia sobre este problema, a menudo tabú. «Ha habido avances», reconoce Dominique Besançon, como la ley anti-residuos (Agec), que obliga a las empresas a favorecer las donaciones de los artículos no vendidos, o la concesión gratuita de protección periódica a determinados grupos. “Pero la inseguridad higiénica se ha arraigado: hay que abordarla de forma sistémica”, cree. La movilización pública y privada es esencial”.
*Estudio Ifop sobre Donaciones Solidarias, realizado entre una muestra de 2.000 personas representativas de la población francesa de 18 años o más, entrevistadas en línea entre el 17 y el 22 de noviembre de 2023.