«El comercio exterior contribuye positivamente al crecimiento del PIB», señaló el INSEE a finales de julio cuando dio a conocer las cifras de la actividad francesa en el segundo trimestre. De hecho, el déficit de la balanza de bienes experimentó una recuperación espectacular durante los primeros seis meses del año. Según los datos publicados el martes por la aduana y la Banque de France, el déficit semestral ascendió a 54.000 millones de euros frente a los casi 90.000 millones de euros del segundo semestre de 2022, gracias a que las exportaciones bajaron ligeramente un 0,8%, pero sobre todo una caída de las importaciones del 9,4% durante el período.

Noticias “en materia de comercio exterior por una vez bastante positivas”, comenta Olivier Becht, Ministro Delegado de Comercio Exterior. Señala el aumento del 9,2% en el número de empresas exportadoras francesas desde 2021, que ahora asciende a 147 900. El objetivo de 200 000 en 2030 parece alcanzable. Asimismo, Francia recuperó cuota de mercado global en valor, pasando del 2,5% a finales de 2022 al 2,8% de mercancías en el primer trimestre de 2023.

Una vez más, los caprichos del comercio exterior francés se explican casi con una sola palabra: energía. “En 2022, el 50% del déficit de la balanza comercial estuvo explicado por la energía”, señala Jacques Percebois, economista de la Universidad de Montpellier y especialista en el tema. Durante el año pasado, el precio del gas en particular se multiplicó por más de diez, de alrededor de 30 euros por megavatio hora a 345 euros en agosto, cuando Rusia amenazó con cortar el suministro europeo.

Este período coincide con la multiplicación de las paradas del parque nuclear francés, lo que convierte a París en importador de electricidad “ por primera vez en más de cuarenta años”, recuerda Jacques Percebois, que estima el coste en unos 10.000 millones de euros. Francia acaba de volver a convertirse en el principal exportador de electricidad de Europa.

Finalmente, el precio del petróleo también había alcanzado máximos. El barril de Brent cerró en 100 dólares de media en 2022 frente a los 80 dólares de los primeros seis meses de 2023.

Solo el parón de los precios de los hidrocarburos explica una mejora de más de 20.000 millones de euros en la balanza comercial. «Se espera que la factura energética aumente de 65 000 millones de euros en la segunda mitad de 2022 a 36 000 millones de euros en la primera mitad del año», explica Olivier Becht.

Al mismo tiempo, el euro había perdido más del 10% de su valor durante el convulso año 2022, hasta el punto de valer algo menos de 1 dólar el pasado mes de septiembre. Esto había incrementado el precio de las importaciones, especialmente de las materias primas, todas denominadas en dólares. Para Jacques Percebois, la depreciación de la moneda europea, que desde entonces se ha recuperado, explica por sí sola «el 10% del deterioro de la balanza comercial».

A pesar de una situación económica mucho más favorable que el año pasado, el contexto internacional se sigue considerando «complicado», calificamos desde el Ministerio de Relaciones Exteriores. Por lo tanto, el crecimiento del comercio internacional debería alcanzar un máximo del 2% en 2023 en comparación con el 3% anual en promedio antes de la crisis de Covid, entre 2015 y 2019.

Peor aún, las señales enviadas por los principales socios comerciales de Francia no conducen al optimismo. “El consumo interno de Alemania y el Reino Unido es débil y EE. UU. y China están intensificando las medidas para beneficiar a las empresas nacionales”, señala Anthony Morlet-Lavidalie, economista de Rexecode.

Por el lado de las exportaciones, sin embargo, varios sectores están mostrando buenos resultados. Una vez más, la aeronáutica da el primer paso con un superávit de casi 16.000 millones de euros, un 12% más que en el primer semestre, y una cartera de pedidos bien surtida.

La otra fuente de satisfacción proviene de los perfumes y cosméticos. El sector aporta alrededor de 8.000 millones de euros a Francia, un 7% más durante el semestre. Al mismo tiempo, otros campeones como el automóvil o el textil tendrán un impacto positivo en las exportaciones.

Por el contrario, la agricultura y la agroalimentación son preocupantes. El sector vio contraer su superávit en un 5% debido a la normalización de los precios de las materias primas agrícolas, tras un año 2022 marcado por un repunte de los precios, consecuencia de la guerra en Ucrania.

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Todavía rezagada en bienes, Francia puede consolarse mirando su balance de servicios, que se mantiene en niveles equivalentes en la segunda mitad de 2022, por encima de los 20 mil millones de euros. Un resultado juzgado como una «buena sorpresa», según el Ministerio de Asuntos Exteriores. Si el equilibrio sigue siendo el mismo, los contribuyentes han evolucionado en gran medida. El transporte de mercancías, que había registrado beneficios récord impulsados ​​por el despegue pospandemia, ha vuelto a la normalidad. En cambio, los servicios financieros y el turismo, posiblemente cerca de un máximo histórico, se han hecho cargo. Sumando la balanza de bienes y servicios, así como, entre otros, los ingresos del exterior, Francia muestra un déficit por cuenta corriente de 9.600 millones de euros. Una clara mejora frente al agujero de 39.300 millones del segundo semestre de 2022 pero lejos del ligero superávit generado el año anterior.