Por segunda vez desde su llegada al poder, Emmanuel Macron reunió a unos 400 periodistas en el Elíseo para una conferencia de prensa de gran formato. Una gran secuencia mediática durante la cual el Presidente de la República no se ha olvidado del servicio público. Si bien consideró que «el esfuerzo y el mérito no están suficientemente reconocidos» en Francia, el Jefe de Estado anunció que quería garantizar que, para los funcionarios, «el principal criterio de promoción sea, además de la antigüedad, el mérito».

Un anuncio que no es nada nuevo y que responde a las ambiciones de Stanislas Guerini, que todavía espera ser reelegido oficialmente como Ministro de la Función Pública. Ya en febrero de 2023, este amigo íntimo de Emmanuel Macron, entonces ministro de Transformación y Función Pública, había anunciado una importante reforma de la función pública que situaría el mérito en el centro de la remuneración de los agentes públicos.

Reforma que detalló un poco más el pasado mes de septiembre, durante su visita de regreso a clases al Instituto de Administración Regional de Lyon, y que implicará “un proyecto de ley en torno a algunos principios esenciales: recompensar mejor el mérito de los agentes, fomentar y facilitar la movilidad en el servicio público y poner las habilidades en el centro del camino. Antes de precisar que el reconocimiento de los “méritos individuales y colectivos” equivaldría a “retribuir más al agente que habrá hecho más, que lo habrá hecho mejor, más remunerado al equipo que se habrá movilizado en un período de crisis, que habrá colectivamente condujeron a un proyecto ciertamente exigente. Este martes por la noche, Emmanuel Macron confirmó que el establecimiento de una remuneración basada en el mérito estaría en el centro del proyecto de ley que el gobierno debería presentar en las próximas semanas. Y que corre el riesgo de chocar con los sindicatos, vientos en contra de una medida que parece un castaño.

“Estamos totalmente en desacuerdo con esta visión”, reaccionó en septiembre Céline Verzeletti, secretaria confederal de la CGT. Está descartado que aceptemos un sistema de compensación o de primas decidido por la buena voluntad del Estado y que en modo alguno garantiza una mejor remuneración. “Sobre todo porque estas bonificaciones y prestaciones no se tienen en cuenta en el cálculo de las pensiones, aunque se nos pide que trabajemos más”, añade Céline Verzeletti. Una pastilla que probablemente tendrá dificultades para llegar a los representantes de los funcionarios.

Pero en un momento en que la función pública lucha por atraer talento, incluso cuando los franceses exigen servicios públicos más presentes y más eficientes, Stanislas Guerini pretende actuar en varios frentes para reformar la función pública. Movilidad entre partes, mayor fluidez en la entrada y salida del estatuto de funcionario, desarrollo de la formación continua,… tantos temas que encontrarán su lugar en el texto que pronto verá la luz. «La reforma se centrará en algunos principios que darán nueva vida a la función pública y eliminarán los obstáculos en torno a las nociones de mérito, movilidad y gestión por competencias», explicó Stanislas Guerini a Le Figaro el pasado mes de septiembre. Todo para restaurar el atractivo del mayor empleador de Francia.

Objetivos que la ley de transformación de la función pública ya había fijado hace cuatro años. Sin mucho éxito según un informe del Tribunal de Cuentas publicado el pasado mes de noviembre. Los Sabios de la calle Cambon subrayan que los instrumentos puestos a disposición de los empresarios públicos para reforzar el atractivo del servicio público no se han utilizado con prudencia.