¿Puede Beijing ver cómo flaquea su monopolio de tierras raras? En los últimos meses, mientras el conflicto comercial entre China y Estados Unidos continúa escalando y el régimen comunista ya ha anunciado restricciones a la exportación de dos minerales críticos (galio y germanio) para la electrónica, la mayoría de los fabricantes buscan eludir el dominio de Beijing. Y bien podrían haber encontrado en Vietnam el comienzo de una alternativa.

La agencia Reuters reveló el martes que dos fabricantes de equipos – uno surcoreano y el otro chino – habían elegido instalar en el país su producción de imanes -componentes esenciales para vehículos eléctricos, telefonía, turbinas eólicas o armas- a partir de tierras raras ( un grupo de 17 minerales con propiedades electromagnéticas específicas).

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Star Group Industrial (SGI) y el grupo chino Baotou INST Magnetic responden así a la demanda de sus clientes, tanto del sector del automóvil como del de los teléfonos inteligentes, que buscan reducir su exposición a Pekín. Lo hacen tanto más gustosamente cuanto que Vietnam está en el proceso de reforzar sus capacidades de extracción y producción. China, por supuesto, representa hoy el 60% de la extracción y más del 90% del refinado de tierras raras, según la Agencia Internacional de la Energía.

Según el Servicio Geológico de Estados Unidos, también es el que tiene mayores reservas del mundo con 44 millones de toneladas. Por tanto, pesa un tercio de las reservas identificadas. Pero Vietnam y Brasil, con 22 millones de toneladas de reservas, también tienen un subsuelo rico en minerales.

Hanoi lo sabe bien. En julio, el gobierno local anunció un gran plan para producir hasta 2,02 millones de toneladas de tierras raras al año en su subsuelo hasta 2030, gracias en particular a nueve minas en el norte del país. Entre 2021 y 2022, había multiplicado por diez esta producción, de 400 a 4.000 toneladas. Alcanzar el objetivo mencionado para 2030 es una apuesta industrial tremenda. Pero al igual que la inversión de SGI y Baotou INST Magnetic, el progresivo desacoplamiento tecnológico entre China y el mundo occidental podría empujar a otros fabricantes a elegir al vecino asiático. En otras palabras, invertir en proyectos contra un derecho de giro, un modelo probado en la industria de los minerales.

El grupo coreano, por ejemplo, espera producir hasta 5.000 toneladas de imanes de neodimio al año hasta 2025. Suficiente para producir hasta 2 millones de vehículos eléctricos. En cuanto a Baotou, proveedor de Apple, ha alquilado capacidad en el norte del país para cubrir las demandas del grupo californiano. Apple, precisamente, inició en primavera a través de su proveedor Foxconn su primera línea de montaje de Macbook en el país.

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La desintoxicación en Beijing, sin embargo, no será para mañana. Con nueve toneladas de tierras raras refinadas de cada diez en el mundo, China tiene un enorme poder de fijación de precios, que no duda en utilizar para frenar la aparición de competidores. Además, el Reino Medio también domina la producción de imanes. Según datos de la empresa de inteligencia económica Adamas, su cuota de mercado se sitúa en el 92%, frente a apenas el 1% de Vietnam.