Bruselas

Hay entre 28 y 30 millones en la Unión Europea, alrededor de 230.000 en Francia. Repartidores de comidas, conductores de VTC, profesionales de residencias sanitarias, expertos en bricolaje contactados a través de aplicaciones, sin olvidar a los moderadores de contenidos… La mayoría de las veces independientes, todos podrán reclamar nuevos derechos sociales. Y sobre todo ser reclasificados como asalariados si creen que son falsos autónomos.

Los ministros de Trabajo decidieron este lunes en Bruselas aprobar una primera directiva sobre los trabajadores de plataformas digitales. Presentado a finales de 2021, podría afectar hoy a 5,5 millones de personas en la UE, que trabajan por cuenta propia pero que al final se encuentran subordinadas a una plataforma sin ningún derecho a cambio, entre bajas por enfermedad o permisos retribuidos.

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Esto no estuvo exento de dificultades, entre el intenso lobby de Uber, Deliveroo y Bolt, pero también el trabajo debilitante de los principales Estados miembros, en primer lugar Francia, que hizo todo lo posible para contrarrestar este acuerdo o modificar sus términos. Al final, sólo París y Berlín se negaron a apoyarlo. El bloqueo en Berlín proviene de Christian Lindner, ministro de Finanzas, y su partido (FDP – liberales), opuestos a cualquier supervisión de esta nueva economía digital. Este acuerdo, al que se sumó en el último minuto Grecia y Estonia, sede del poderoso Bolt, obligará a los Estados miembros a crear una nueva presunción legal conocida como “empleo” para estos trabajadores de plataformas. Activada por el mensajero o sus representantes, que pueden impugnar el estatus ante los tribunales, o aplicada espontáneamente por las inspecciones nacionales del trabajo, esta presunción legal iniciará un procedimiento de verificación del estatus laboral y podría, en última instancia, conducir a la reclasificación como asalariados.

Sin embargo, no se trata de crear un nuevo estatuto de empleado europeo. Los Estados miembros, dependiendo de su legislación laboral, tendrán que establecer esta presunción y definir “hechos” que demuestren que la plataforma ejerce control y subordinación. En estos hechos se trata, por ejemplo, de no poder trabajar a las horas deseadas, de no poder tener varios clientes o de verse obligados a presentarse con tal o cual vestimenta… Por supuesto, las plataformas podrán impugnar demostrando que Estos trabajadores son auténticamente independientes. El acuerdo también introduce una primera regulación europea de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo, en particular al prohibir determinadas decisiones gestionadas por algoritmos.

París, que siempre ha promovido su modelo, es decir, convenios colectivos para autónomos vinculados a un conjunto de derechos sociales (formación, seguro médico, etc.), cree que el texto no es bueno. Si Grecia, preocupada por su economía turística, y Estonia, la han juzgado con razón lo suficientemente debilitada para poder sostenerla, el gobierno francés sigue temiendo reclasificaciones automáticas y masivas. Y espero que estos procedimientos no se apliquen ciegamente a todos los independientes. París también destacó el riesgo legal que contendrían veintisiete presunciones nacionales diferentes. Y considera que su tercera ruta nacional por sí sola permite resolver estas dudas sobre el estatuto.

Argumentos que no fueron bien recibidos en Bruselas, donde los socios de París, empezando por Madrid, lo consideraron sobre todo mala fe. La ministra española, Yolanda Díaz, también atacó el lunes la voluntad de París de concederse «una exención francesa».

En el Parlamento Europeo, y especialmente en la izquierda, tenemos una explicación completamente diferente: muy cerca de Uber, a quien apoyó en el Ministerio de Economía, Emmanuel Macron simplemente nunca quiso esta directiva. “A lo largo de las negociaciones, el presidente francés intentó torpedear la presunción de empleo. Servir a Uber en lugar de a los trabajadores. La macronieta, que se proclamó paladín de “la Europa que protege”, demostró aquí que en realidad sólo protege los intereses de los lobbies”, resumió la electa Insumisa Leïla Chaibi.