Fue el susto de sus vidas. Durante la noche del viernes 16 al sábado 17 de febrero, tres empleados de la empresa de protección contra incendios Deep Isolation, que realizaban trabajos de aislamiento en el segundo piso de la Torre Eiffel, se quedaron atrapados durante varias horas en el ascensor del edificio. El pilar sur del monumento parisino está reservado para el personal, informa Le Parisien. “Acabábamos de terminar nuestro turno y íbamos camino a casa cuando el ascensor se atascó entre el primer piso y la planta baja. Nos quedamos allí desde las 3:50 a las 8:00 horas hasta que enviaron ayuda al lugar y nos evacuaron”, dice Singh Gagandip, uno de los asaltantes. Presos del pánico, los tres empleados, suspendidos a 30 metros de altura, creían vivir “sus últimos momentos”.

Diez días después del incidente, este último dice estar viviendo estas escenas traumáticas. “Cuando miras desde abajo tienes la impresión de que no es nada, pero desde arriba es paralizante, sobre todo cuando estás mareado como yo”, asegura. Sobre todo porque sufrimos cuatro grandes temblores. Vi pasar mi vida y uno de mis colegas realmente pensó que era el final”, dice Singh Gagandip. Quien tuvo que esperar la intervención de bomberos del Grupo de Investigación e Intervención en Ambientes Peligrosos (Grimp) para poder descender en rappel junto a sus compañeros.

¿La causa del problema técnico? Un problema en el sistema de rodadura del ascensor que estaba “reventado”. La empresa operadora de la Torre Eiffel (Sete) no tiene nada de qué preocuparse a pocos meses de los Juegos Olímpicos: “Nuestro ascensor dispone de sistemas anti-elevación y de paracaídas que retienen la cabina en caso de incidente. (…) Lo que significa que nunca se habría librado del apuro”. Y para asegurar mejor a sus visitantes que el ascensor “ha recorrido 8.760 km en 2023” y “realiza alrededor de cien viajes al día”. “Lo cual es muy significativo. Sin embargo, su tasa de disponibilidad, respecto al mismo año, fue del 99,7%. Casi nunca se estropea”.