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La reciente ola de solidaridad internacional con Palestina ha sido impulsada por la democratización universitaria y la lucha contra el genocidio en la región. Hace aproximadamente 8 meses, la avanzada militar en Palestina provocó protestas a nivel mundial con la consigna de «¡Alto al fuego!». En diversos países, se organizaron movilizaciones para denunciar el carácter colonial del Estado sionista, destacando la instalación de campamentos estudiantiles en universidades de Estados Unidos. Este acto fue significativo, ya que cuestionó los planes imperialistas de controlar Oriente Medio a través del genocidio financiado en Palestina.

En otros países como Alemania, Japón, España, entre otros, los jóvenes salieron a las calles para luchar contra las políticas racistas y reaccionarias de sus gobiernos hacia la población árabe y musulmana. En Francia, se destacó una marcha que combinaba la lucha contra el genocidio en Palestina con la defensa de los derechos LGBT+. Asimismo, en Chile, las protestas estudiantiles han sido notables, al igual que en México, donde miles de jóvenes se unieron a las marchas en solidaridad con Palestina.

En este contexto, se ha impulsado un encuentro desde la Asamblea Interuniversitaria y Popular para discutir nuevas acciones que denuncien el genocidio y exijan la ruptura de relaciones con Israel. A pesar de algunos comunicados emitidos por universidades rechazando el genocidio, la colaboración con empresas e instituciones pro-israelíes continúa. Es fundamental destacar que la movilización de estudiantes ha sido clave para presionar a las autoridades universitarias.

La juventud organizada ha demostrado su determinación en momentos de solidaridad con Palestina. Para lograr que la ruptura de relaciones no se quede solo en palabras, es necesario seguir luchando y masificar el movimiento desde las escuelas. Retomando lecciones de movimientos estudiantiles pasados, como la Huelga de la UNAM de 1999, se destaca la importancia de la autoorganización a través de asambleas democráticas y la construcción de una política independiente de las autoridades.

Además, se cuestiona el rol de las universidades, que en muchos casos priorizan la formación de mano de obra barata para grandes empresas, promoviendo carreras enfocadas en la competitividad laboral en lugar de en las ciencias sociales y humanidades. Se denuncian los vínculos con empresas que apoyan el genocidio en Palestina, como IBM, HP y Google. La necesidad de una estructura universitaria democrática, donde estudiantes, profesores y trabajadores decidan el rumbo de la universidad y las alianzas que se establecen, es fundamental en esta lucha.

En conclusión, es crucial seguir impulsando la solidaridad internacional con Palestina desde las universidades y luchar contra la complicidad con el genocidio. La participación activa de la juventud y la construcción de alianzas obrero-estudiantiles son pasos importantes para lograr un cambio significativo en nuestras instituciones educativas y en la sociedad en general. ¡Únete a la lucha y haz que resurja el movimiento estudiantil internacional contra la opresión y la injusticia!