Se trata de curiosas travesuras entre murciélagos que un investigador del departamento de Ecología y Evolución de la Universidad de Lausana (Suiza) describió el lunes 20 de noviembre en la revista Current Biology. Nicolas Fasel relata el primer caso documentado de reproducción sin penetración en un mamífero. En este caso, el serotinus común (Eptesicus serotinus), un murciélago de vida nocturna y discreta que el científico pudo estudiar desde todos los ángulos gracias a cámaras colocadas en la iglesia del pueblo de Castenray, en los Países Bajos.
“Los murciélagos son muy especiales en términos de reproducción”, sonríe el científico. Las hembras de algunas especies pueden almacenar esperma durante varios meses, retrasando su ovulación e incluso el desarrollo del embrión. Los machos suelen tener penes enormes y de formas asombrosas. En el macho serotino, el órgano sexual erecto es siete veces más largo que la vagina de la hembra, pero también siete veces más ancho en su punta.
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De ahí la pregunta que se hacían los biólogos: ¿cómo es posible el apareamiento de estos mamíferos? El estudio de un centenar de encuentros sexuales entre individuos de esta especie, filmados en Castenray, pero también en un centro de conservación de animales salvajes en Ucrania, muestra que el murciélago macho simplemente presiona con fuerza su pene sobre los genitales de su conquista para depositar los espermatozoides en el superficie.
“Como en los pájaros, no hay penetración”, observa Nicolas Fasel, “y el pene se utiliza más bien como un brazo poderoso que impide a la hembra cubrir su vulva con la membrana de su cola”. Después de haber forzado el paso, el macho mantiene su posición el mayor tiempo posible para evitar que su semen sea expulsado: el apareamiento dura una media de una hora (pero los investigadores registraron un juego de 13 horas).
Según el científico, comprender mejor los hábitos de los murciélagos puede ayudar a comprender cómo evolucionan las preferencias y comportamientos sexuales en el reino animal. En el caso de la serotonina, los atributos femeninos y masculinos parecen haber coevolucionado, en una especie de “carrera armamentista”. El pene, que se alarga al mismo tiempo que la membrana de la cola (que también se utiliza para volar y cazar) en la hembra, se vuelve imposible de utilizar para la penetración. Por lo tanto, la vagina pierde su utilidad y se encoge…
El papel de la hembra en la selección del padre es probablemente más activo de lo que imaginamos. Ciertamente, los murciélagos no son muy exigentes a la hora de elegir las parejas que les seguirán durante la época de apareamiento. Pero sin duda pueden seleccionar, mediante mecanismos internos, los espermatozoides que fecundarán el óvulo. Su cuello uterino también es inusualmente largo, lo que podría contribuir al proceso. “También es posible que las hembras desafíen a los machos poniendo a prueba sus habilidades durante el apareamiento. Si un macho no dura lo suficiente, podría expulsar la eyaculación”, supone Nicolas Fasel, precisando que todo esto, por supuesto, está por demostrar.
El científico también tiene intención de continuar su trabajo. Con su equipo, está intentando desarrollar una caja llena de cámaras para comprender mejor este aspecto de la vida de los murciélagos. “¡Aún quedan muchas cosas por descubrir en la iglesia del pueblo! “, se regocija.