El escenario del velódromo de Marsella inundado en pleno concierto de Beyoncé, varias calles de la capital bajo el agua y el granizo, la Ciudad Rosa alcanzada por un rayo… Las violentas tormentas del pasado fin de semana causaron importantes destrozos en varias ciudades francesas. Sin embargo, la mayoría de ellos no habían sido pronosticados por los servicios de pronóstico del tiempo. Las consecuencias de estos repentinos y violentos fenómenos tormentosos son a veces dramáticas, como ocurrió en Córcega el pasado verano, cuando los organismos meteorológicos no supieron anticipar la intensidad del fenómeno que había provocado la muerte de varias personas. En su momento, Météo-France había justificado el hecho de no activar su alerta naranja por una situación “excepcional”, difícil de predecir por sus modelos. Pero, ¿cómo explicar que los modelos no sean capaces de predecir con precisión la llegada de estas tormentas extremas? Aun cuando estos fenómenos se multiplican en este mes de junio que vive temperaturas récord.
Es cierto que las tormentas eléctricas son fenómenos complejos. Se forman cuando la atmósfera es inestable y “hay un contraste significativo” entre el “aire cálido y húmedo” que está cerca del suelo y el “aire frío en altura”, señala Jean-Pierre Chaboureau, físico del laboratorio de Aerología de la Universidad de Toulouse y miembro del CNRS. “Una tormenta eléctrica se forma cuando el aire cálido y húmedo se eleva a una altura en la que la condensación permite la formación de una nube”, continúa. Por lo tanto, la formación de tormentas dependerá de las temperaturas, la naturaleza del suelo, el tipo de vegetación pero también el relieve. Esto hace que su pronóstico sea aún más complejo.
Gracias a las observaciones de radar, los servicios meteorológicos pueden realizar pronósticos inmediatos. “Así podrán decir si llegará una tormenta en los próximos minutos o incluso dentro de una hora”, abunda Jean-Pierre Chaboureau. Lo mismo para la lluvia. Esta parte funciona relativamente bien. Pero para los pronósticos a más largo plazo, las agencias se basan en modelos numéricos de pronóstico del tiempo. Aquí es donde se vuelve más complicado». Una tormenta puede evolucionar en un corto período de tiempo, moverse muy rápidamente o permanecer en un área geográfica limitada, lo que explica, por ejemplo, que una tormenta pueda estallar sobre el Bois de Boulogne y que no llueva en el Bois de Vincennes. La localización del fenómeno es por lo tanto extremadamente delicada.
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“La mayoría de los modelos tienen puntos cada 10 km, pero para predecir mejor las tormentas, deberíamos tener modelos cada kilómetro gracias a los modelos de alta resolución, subraya Davide Faranda, climatólogo del CNRS y miembro del Instituto Pierre-Simon Laplace. Y luego, los detalles del terreno son muy importantes para desencadenar tormentas eléctricas. Una colina como Montmartre por ejemplo, la Torre Eiffel o incluso un concierto en el Stade de France pueden favorecer las tormentas eléctricas. De hecho, los estudios han demostrado que un gran festival produce tal calor humano y humedad que es capaz de atraer una poderosa tormenta eléctrica. Excepto que estos son datos que los modelos meteorológicos no tienen.
Sin olvidar que “la intensidad y organización de las tormentas pueden variar rápidamente en el tiempo y el espacio”, señala Weather Channel*. “Las tormentas se rigen por el caos y la turbulencia, explica Davide Faranda. Cuando tomamos el avión y pasamos por tormentas, sentimos turbulencias que pueden ser más o menos fuertes. Son impredecibles. Las tormentas son muy localizadas y caóticas y, por lo tanto, difíciles de predecir. Y una vez que se han formado las tormentas, es aún más complejo seguir su trayectoria. Dependerá del viento, buscarán zonas donde todavía haya energía o humedad. Y puede depender de si se ha cortado el césped, si hay un bosque, una manifestación, etc.
The Weather Channel reconoce que la mayoría de los modelos «no permiten determinar con precisión la ubicación de las tormentas y su intensidad, sino únicamente identificar las zonas geográficas que reúnen las condiciones favorables para su desarrollo». Y el calentamiento global no ayuda a los organismos, lo que complica aún más el pronóstico del tiempo. “Los modelos tienen ecuaciones. Tienen extremos pero cuando tienes situaciones que nunca se han vivido, como un mes de mayo y junio tan caluroso en París, la modelo no va a poder integrarlo. No están pensados para ir más allá de lo que ya hemos vivido”, apunta Davide Faranda. Sin embargo, se están estudiando sistemas más eficientes, dice el climatólogo: “Podemos probar modelos con casos en los que, por ejemplo, el Mediterráneo esté cuatro grados más caliente. Hacemos simulaciones climáticas con eso. Es un campo de vanguardia y nuevo”.
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Otra vía estudiada sería utilizar los datos del consumidor. “Algunos investigadores están pensando en utilizar, por ejemplo, los sensores de temperatura que podemos tener en los coches para obtener un análisis más fino y preciso de los datos en todo el territorio, señala Jean-Pierre Chaboureau. Se están desarrollando métodos estadísticos integrando precisamente estos datos para mejorar el seguimiento de estos fenómenos a pequeña escala. Importantes avances ya que los especialistas pronostican un aumento de las precipitaciones extremas en los próximos años, ligadas en particular al calentamiento global.
*The Weather Channel es propiedad del grupo Figaro.