Emmanuel Macron inicia el domingo un largo itinerario de conmemoraciones que recorren las batallas de la Liberación, en 1944, y el fin de la Ocupación. El Presidente de la República rendirá homenaje a los combatientes de la resistencia de la meseta de Glières, en los Alpes, y luego a los niños judíos deportados de la Maison d’Izieu, en Ain. “Este es el primer paso de un viaje de memoria vinculado al 80° aniversario de la Liberación, que en su momento marcó el renacimiento del país con el regreso de la República a casa”, se subraya en el Elíseo.
Varios cientos de combatientes de la resistencia se reunieron en Glières en el invierno de 1944 para recibir lanzamientos de armas desde el aire por parte de los aliados, antes de ser asesinados o hechos prisioneros. La oportunidad para Emmanuel Macron de celebrar una vez más la Resistencia, después de varias ceremonias en este sentido, incluida la entrada al Panteón de Missak Manouchian y sus camaradas en febrero. Pero también para recordar las “zonas grises” de este período, en palabras del Elíseo: los guardias móviles y las milicias francesas apoyaron al ejército alemán cuando este atacó a los maquis. En la Casa de Izieu, el Jefe de Estado recordará la dolorosa memoria de los 44 niños judíos detenidos por la Gestapo de Lyon, bajo la dirección de Klaus Barbie, y luego exterminados en Auschwitz-Birkenau y Reval.
Comienza así lo que la comitiva presidencial denomina “segundo tiempo” del ciclo de memoria abierto por los 80 años de los acontecimientos vinculados a la Segunda Guerra Mundial, antes de un año 2025 centrado en el armisticio. Después de la Resistencia, llegó el momento de la Liberación, celebrada en varias etapas. El 16 de abril, Emmanuel Macron honrará a los combatientes de la resistencia de Vercors. El 8 de mayo tiene previsto viajar a Marsella para conmemorar la liberación de la ciudad. El año conmemorativo culminará a principios de junio con el 80º aniversario del desembarco de Normandía, que el Jefe de Estado desea conmemorar a bombo y platillo durante tres días, comenzando con un homenaje a los paracaidistas en Bretaña el 5 de junio. Se espera la presencia del presidente estadounidense Joe Biden en la gran ceremonia conmemorativa del Día D que se celebrará al día siguiente.
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Vladimir Putin, que participó con Barack Obama en el 70º aniversario de François Hollande en 2014, no está invitado, pero se está examinando la cuestión de la presencia de una delegación rusa. Este evento internacional no marcará el final del ciclo, ni mucho menos. El 10 de junio, Emmanuel Macron deberá desplazarse a Tulle (Corrèze) y Oradour-sur-Glane (Alto Vienne) para honrar la memoria de las víctimas de los abusos nazis en 1944. El 7 de julio conmemorará la muerte del ministro y El luchador de la resistencia Georges Mandel, asesinado por la milicia en el bosque de Fontainebleau. En agosto será el turno del desembarco de Provenza y luego de la liberación de París, que será objeto de un acto «popular» en torno a la plaza Denfert-Rochereau, anunció el Elíseo.
Por último, en noviembre se conmemorará la liberación de Estrasburgo tras los feroces combates de la campaña de Alsacia. Esto concluirá lo que Emmanuel Macron quería como un año conmemorativo en formato XXL, multiplicando las reuniones. “2024 recordará el renacimiento de nuestra nación”, proclamó el jefe de Estado a principios de marzo en un vídeo publicado en las redes sociales, en evidente alusión al nombre de su partido político. De hecho, las agendas conmemorativa y electoral están estrechamente vinculadas: las elecciones europeas del 9 de junio se celebrarán justo después del aniversario del desembarco del Día D, en el que Emmanuel Macron tiene previsto hablar. De ahí a convertirla en una reunión que no diría su nombre, insistiendo en el regreso de la guerra en Europa, de la que el campo presidencial hace un fuerte eje de la campaña, es sólo un paso que varios estrategas macronistas imaginan ya superado.