Una cincuentena de personas se reunieron el sábado por la tarde en Alpe d’Huez para protestar contra la celebración del Tomorrowland Winter, un festival de música electrónica que reúne a más de 20.000 personas durante una semana en la estación de Isère.

“Stop Tomorrowland”, “la montaña no está en venta”, se podía leer en los carteles de los manifestantes mientras el evento organizaba su cuarta edición del 16 al 23 de marzo.

Desde su primera edición en 2019, y tras los dos años en blanco que siguieron debido a la crisis sanitaria, el festival, que instala diez escenarios en el pueblo y en las pistas, ha sido objeto de fuertes críticas por parte de la asociación para la protección del medio ambiente y grupos de residentes. “Esto es una tontería ecológica y no tiene cabida aquí. Alpe d’Huez no lo necesita en absoluto. Ya era una fábrica, pero pasamos a un nivel superior”, señala Agnès Leclerc, monitora de esquí jubilada.

Se señala especialmente el exceso del evento y su impacto medioambiental, que denuncian sus detractores, ya que el festival se celebra cerca del Parque Natural de Écrins y se instalan escenarios en el dominio esquiable, uno de los cuales se encuentra en lo alto de las pistas, a 3.300 metros. m. m altitud “Nos preguntamos dónde está su límite. Nos sentimos desposeídos de nuestro territorio”, lamenta Jean-René Minelli, guía de alta montaña y habitante del valle vecino, acusando a la estación de Alpe d’Huez de “servir los intereses de unas pocas personas y no de una economía sostenible”.

“No estamos haciendo nada malo. Sólo venimos a divertirnos, a conocer gente nueva. Hay problemas más importantes”, dijo un grupo de jóvenes suecos que vinieron por primera vez a Tomorrowland Winter y que observaron la procesión desde lejos. Las asociaciones Mountain Wilderness y France Nature Environnement, junto con el colectivo Stop Tomorrowland, enviaron una carta unos días antes del festival al prefecto de Isère para solicitar la medición de los niveles sonoros del festival. “Un gran número de conciertos tienen lugar en el corazón del dominio esquiable, en altura y al aire libre, acompañados de numerosos efectos pirotécnicos: aquí estamos a la deriva”, denuncia la carta que la AFP pudo consultar.

Los funcionarios electos de Isère, ecologistas, también enviaron un recurso al prefecto de Isère para cuestionar la propia legalidad del contrato celebrado entre la emisora ​​y la empresa belga que organiza el festival, por considerar que violaba las normas de contratación pública.

Por su parte, la emisora ​​defiende un evento que reporta beneficios económicos locales, estimados en 13 millones de euros por Tomorrowland, y que permite atraer una nueva clientela internacional. El municipio de Huez firmó a finales de 2023 un nuevo contrato con la empresa belga organizadora del festival, que prevé la celebración de cinco nuevas ediciones, es decir, hasta 2030.