¿No más turistas borrachos en las calles, cantando canciones grotescas a capella? La imagen puede hacerte sonreír. Sin embargo, parece estar anclado en una forma de vida cotidiana de las Islas Baleares. Hasta el punto de que el archipiélago español acaba de tomar la decisión de limitar las consecuencias de este turismo festivo. En un comunicado de prensa publicado el 10 de mayo, el gobierno local endureció su tono sobre el consumo de alcohol en público y las fiestas en barcos. Los turistas de las zonas más turísticas de Ibiza y Mallorca ya no podrán comprar alcohol en los comercios entre las 21.30 y las 8.00 horas del día siguiente, a excepción de terrazas y determinadas zonas permitidas.

Esta nueva medida afecta a los municipios de Llucmajor, Palma y Calvià, en Mallorca, y al de Sant Antoni de Portmany, en Ibiza. Modifica un decreto de 2020, cuyo objetivo es frenar el “turismo excesivo”. En este contexto, tampoco será posible beber en las calles de las ciudades afectadas, excepto en las terrazas. Las sanciones por incumplimiento de la norma variarán entre 500 y 1.500 euros. Asimismo, los barcos que organicen grandes fiestas o eventos de venta de alcohol a bordo tienen prohibido acercarse a menos de una milla náutica, o 1.852 kilómetros, de las zonas afectadas por el decreto. No podrán recoger ni desembarcar pasajeros dentro de esta zona. Las distintas normas permanecerán vigentes hasta el 31 de diciembre de 2027, anuncia el gobierno de las Illes Balears.

El cambio legislativo va acompañado de un programa de 16 millones de euros, cuyo objetivo es financiar proyectos relacionados con la seguridad y la sensibilización sobre el turismo responsable en las zonas afectadas por el decreto. Además, las autoridades han revisado los términos del decreto-ley para eliminar los términos “turismo excesivo” y resaltar las nociones de “turismo responsable”. Todos estos cambios se producen tras varios incidentes relacionados con el consumo excesivo de alcohol por parte de turistas. Desde hace varios años, el archipiélago sufre una reputación sulfurosa debido al comportamiento inadecuado de muchos visitantes.

En 2017, el Gobierno local, por ejemplo, luchó por prohibir el consumo de alcohol en los aviones con destino a las Islas Baleares, para evitar recibir a turistas que ya estaban borrachos incluso antes de poner un pie en su suelo. Un gran reto para la segunda región más popular de España, con nada menos que 16,9 millones de visitantes en 2023. El turismo representa más del 45% del PIB del archipiélago, recordó el gobierno local en un comunicado. Entrevistado por la BBC, Luis Pomar, responsable de prensa del Consejo Balear de Turismo, afirmó que una próxima comisión para «promover la buena ciudadanía en las zonas turísticas» incluirá «representantes de los países cuyos turistas están más asociados a los problemas», concretamente el Reino Unido. y Alemania.