El director estadounidense Wes Anderson presentó el viernes en el Festival de Venecia su adaptación cinematográfica de La maravillosa historia de Henry Sugar, de Roald Dahl, y se opuso a la reescritura de los libros del británico que eliminaría términos considerados ofensivos.
“Si me preguntas si a Renoir se le debería permitir retocar alguno de sus cuadros, diría que no. Ni siquiera quiero que el artista modifique su obra”, afirmó el director estadounidense, que recibió un premio honorífico.
«Entiendo la motivación para eliminar palabras como ‘grande’ o ‘loco’, pero soy de los que piensan que cuando la obra está terminada, el público interactúa con ella, la conoce y entonces se acaba”. Anderson añadió, respondiendo a los periodistas.
“Y nadie que no sea autor debería editar el libro de otra persona. Roald Dahl está muerto”, concluyó el cineasta.
Su corto de 40 minutos presenta a Benedict Cumberbatch, Ben Kingsley, Dev Patel y Ralph Fiennes en el cuento ‘La maravillosa historia de Henry Sugar’, que cuenta la historia de un hombre que aprende a ver sin ojos.
“Se trata más bien de una pequeña representación teatral que encontramos la manera de filmar”, explicó Anderson, que dirigió cuatro adaptaciones cortas del autor para Netflix, con los mismos actores. Ya había adaptado a Dahl en 2009 con la película de animación Fantastic Mr Fox.
En febrero, el anuncio de una suavización de las nuevas ediciones de los libros de Roald Dahl, con el fin de eliminar términos considerados ofensivos sobre temas como el peso, el género, la raza y la salud mental, provocó indignación. La editorial británica finalmente anunció que seguiría publicando las versiones originales en una colección especial.