Veintiuna horas. El sol golpeó todo el día sobre las cabezas de los asistentes al festival. Las cuatro artistas femeninas de la tarde se turnaron en el escenario principal. Sólo queda esperar. Esperando a Billie Eilish, la cabeza de cartel estadounidense, los fanáticos lo han estado haciendo todo el día. Algunos incluso acamparon frente a la entrada del Parc de Saint Cloud durante varios días seguidos para asegurarse un lugar en la primera fila. “Nunca nos había pasado en tales proporciones”, dice Matthieu Ducos, director del festival. Es difícil mantener tu lugar sin ser empujado por adolescentes dispuestos a hacer cualquier cosa para publicar la foto más cercana de Billie en su cuenta de Instagram. A una hora del concierto, nadie se atreve a salir de su metro cuadrado de césped, ni siquiera para tomar un vaso de agua o ir al baño. Pero la deshidratación les costó a algunos asistentes al festival mucho más que un asiento en primera fila. La seguridad incluso tuvo que evacuar a una docena de ellos debido a las molestias.

¿Qué podría ser mejor que celebrar tu cumpleaños con una de las mayores estrellas del pop? Probablemente nada. Y no es Rock en Seine el que dirá lo contrario. Para celebrar su 20 aniversario, el festival se regaló 1,5 millones de euros. La joven Billie Eilish. “Es una artista de la nueva generación que impresiona porque con solo 21 años tiene una carrera muy rica, subraya Matthieu Ducos. Ya ha cantado para la banda sonora de un James Bond mientras que para muchos es la consagración en una carrera. Veintiún años es casi la edad del festival. Suficiente para darle un lavado de cara a este gran encuentro de la música contemporánea en Francia. Y de las 40.000 personas presentes anoche, “había mucha gente joven, mucho más de lo habitual”, prosigue el director.

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Hacer creer que los jóvenes fans franceses no tuvieron suficiente durante la última visita de Billie al concierto por el planeta organizado por la ONG Global Citizen a los pies de la Torre Eiffel, el pasado 23 de junio. Por una buena razón, solo había cantado tres canciones, en un formato más “folclórico”, pero esta vez no se sintieron defraudados. La superestrella, coronada siete veces en los Premios Grammy, da tumbos ataviada con unos leggins y una camiseta de fútbol americano, a las 10 de la noche en punto, hora de su actuación. La acompañan únicamente dos músicos entre ellos su hermano Finneas, ya muy conocido por el gran público por sus colaboraciones con su hermana menor, de quien es productor. Por su parte, también lleva una carrera en solitario, que incluye un EP y un álbum.

La estadounidense con 72 millones de oyentes en Spotify debuta con Bury a Friend, uno de sus éxitos más macabros. Lo que anuncia inmediatamente el color. Mi extraña adicción, Luego existo, Todas las chicas buenas se van al infierno, Oxyctocina… los títulos se suceden con elegancia y fluidez. En su show de hora y media, Billie supo integrar sus baladas más tristes, bajo los ojos llorosos de su público. Entre ellos, idontwannabeyouanymore, Ocean Eyes y Bellyache, tres temas excluidos de su primer EP, lanzado en 2017. La melodía What was I made For? La canción le permitió a Billie subir a la cima de las listas durante todo el verano. Entre dos hits, la cantante, muy comprometida con el medio ambiente, pronunció su habitual discurso sobre el calentamiento global. «No hay música en un planeta muerto», se podía leer en la pantalla gigante.

Billie versiona una canción que le dedicó a su hermano, llamada Everything I wanted. Se disparan fuegos artificiales con Happier than ever, título que cuenta con más de mil millones de reproducciones en Spotify. Finalmente es con Goodbye, extraído de su álbum When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, con el que la cantante se despide del público. Pero es sólo un adiós. Porque Billie y su hermano no han terminado de hacer gritar y llorar a su público. «Esta tarde estábamos discutiendo sobre… ya sabes, el nuevo álbum… Pero no te dejes llevar», dice con una gran sonrisa. Con esta buena noticia, la velada llega a su fin, dejando a los espectadores, ansiosos por saber más, insatisfechos.