Las obras para transformar la casa donde nació Adolf Hitler en una comisaría comenzarán el 2 de octubre, anunció este lunes el Gobierno de Austria en relación con un polémico expediente que ha sido criticado durante años.

“Luego de la remodelación arquitectónica, se instalará una comisaría y un centro de formación para agentes de derechos humanos en este edificio con un pasado pesado”, según un reciente comunicado de prensa. Se decidió no convertirlo en un lugar de memoria para evitar que el lugar donde nació Adolf Hitler el 20 de abril de 1889 y donde vivió sus primeros años se convirtiera en un lugar de peregrinación neonazi.

El objetivo es “romper de manera sostenible el culto que le dedican los círculos extremistas”, explicó una comisión de expertos creada en 2016 por el gobierno. También se excluyó una demolición, debiendo Austria “enfrentarse a su pasado”, en opinión de los historiadores.

El gobierno libró una larga batalla legal para asegurar la propiedad de esta casa ubicada en el centro de Braunau-am-Inn (norte), en la frontera con Alemania. El edificio de 800 metros cuadrados se verá notablemente realzado por una nueva cubierta y se someterá a una ampliación.

El calendario se ha retrasado y el coste de la obra se estima ahora en 20 millones de euros financiados por el Estado, frente a los cinco inicialmente. Los nuevos ocupantes deberían mudarse en 2026, según el ministerio, que dijo que estaba «manteniendo su proyecto» a pesar de la aparición de nuevas críticas.

El director de un documental que se estrenará a finales de agosto, Günter Schwaiger, ha hecho un llamamiento a las autoridades para que abandonen esta conversión en comisaría. Esto equivaldría a «cumplir el deseo del propio Hitler» de uso administrativo de las instalaciones, como se formuló en un artículo de un periódico local publicado en mayo de 1939, dijo el lunes en una conferencia de prensa en Viena.

Austria, anexionada por Alemania en 1938, ha tenido durante mucho tiempo una relación compleja con su pasado. Tras la Segunda Guerra Mundial, el país alpino fue presentado como “la primera víctima del nazismo” y se negó la complicidad de muchos austriacos en los crímenes del Tercer Reich. Un ojo crítico comenzó a ejercerse a mediados de la década de 1980.