Aguas bravas, sudor y animales extraños: el sábado por la noche, la primera Nuit Blanche parisina en días soleados dará un lugar privilegiado al deporte y al Sena, escenario de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de 2024.
Una bola roja aparece en medio del agua, frente al extremo este de Île Saint-Louis, como una segunda puesta de sol que durará toda la noche. Un símbolo del gran salto dado por Nuit Blanche, que desde 2002 lleva el arte contemporáneo a las calles, museos y otras instituciones de París, durante una noche. De momento, la del primer sábado de octubre.
Durante la edición 2021 marcada por una tormenta, la alcaldesa Anne Hidalgo lanzó una votación en línea para decidir el cambio de temporada. No más hojas muertas y hola crepúsculo tardío, Nuit Blanche ahora tendrá lugar el primer fin de semana de junio.
En previsión de los Juegos Olímpicos, el programa – 200 obras y espectáculos distribuidos entre París, su metrópoli y sus socios Sequanaise, Rouen y Le Havre – se etiquetará en gran parte como Olimpiada Cultural para crear un diálogo entre el arte y el deporte.
De ahí este gigante y loco torneo de ping-pong, en un ambiente del Lejano Oeste, Quai d’Austerlitz, donde los finalistas tendrán que llevar el cronómetro en un rodeo mecánico. O esta lucha burlesca mexicana en la Place du Châtelet. O una exposición sobre deportistas que combine fotografía, vídeo y danza en el barrio del Temple. Gran parte de las obras clave serán visibles a lo largo del Sena: un enorme anillo de plástico dorado, un pulpo monumental, un unicornio…
Aguas abajo, en Saint-Ouen (Seine-Saint-Denis), el río servirá como soporte de proyección de un cielo estrellado recreado por drones, y aguas arriba, en Alfortville (Val-de-Marne), como teatro para una adaptación Pied Gaitero de Hamelín.