Varios cuerpos carbonizados yacían en una carretera, aún humeando, en fotos publicadas por Reuters y AFP. A los lados, una multitud los observa. Los cuerpos son de presuntos pandilleros. Fueron linchados y quemados vivos el 14 de abril por vecinos, en respuesta a ataques de bandas criminales en el barrio ese mismo día.

Antes de ser atacados por los vecinos del barrio Canapé-Vert de Port-au-Prince, los individuos habían sido detenidos por la policía. Iban en una camioneta y estaban armados, según un comunicado de las autoridades.

Fue entonces cuando los vecinos del distrito de Canapé-Vert los atacaron. “Una decena de individuos que viajaban en este vehículo lamentablemente fueron linchados por miembros de la población”, detalla una nota de prensa de la policía. No especifica cómo los habitantes pudieron atacarlos.

La violencia había comenzado antes del amanecer en la capital. Los pandilleros irrumpieron en varios barrios residenciales para saquear casas y atacar a los residentes locales, dijeron testigos. “Fueron los sonidos de los proyectiles los que nos despertaron esta mañana. Eran las 3 am, las pandillas nos invadieron. Hubo disparos, disparos”, dijo a la AFP un residente del distrito contiguo de Turgeau. Estos ataques han obligado a decenas de familias a abandonar sus casas, con bolsos y algunos efectos personales, según señalaron periodistas de la AFP.

Posteriormente, la policía arrestó a las personas armadas, antes de que los residentes acudieran a atacarlos en represalia. “Si las bandas vienen a invadirnos, nos defenderemos, nosotros también tenemos nuestras propias armas, tenemos nuestros machetes, les quitaremos las armas, no huiremos”, dijo muy tenso un vecino del lugar.

La extrema violencia de los habitantes es una respuesta a la inseguridad y miseria de los haitianos. El mismo día, un informe de la ONU describió el drástico estado de las condiciones de vida en el país debido a la omnipresencia de las pandillas. “Debido al alto número de muertos y la creciente extensión de zonas controladas por bandas armadas, la inseguridad en la capital ha llegado a niveles comparables a los de países en situaciones de conflicto armado”, alertó la ONU.

Las bandas armadas “siguen disputando el control del territorio en el área metropolitana de Puerto Príncipe, y se extienden a distritos hasta ahora librados”, detalla el informe. “Es sobre todo la población la que es blanco de las pandillas. Porque es una forma de que establezcan su territorio, de tener diferentes recursos”, explica Frédéric Thomas, investigador del Centro Tricontinental (CETRI) y autor de El fracaso humanitario. El caso haitiano.

El número de homicidios denunciados aumentó un 21%, entre el 1 de enero y el 31 de marzo, con 815 personas muertas, frente a las 673 del trimestre anterior. Los secuestros también aumentaron un 63% durante el mismo período, con entre 5 y 10 personas secuestradas por día.

Para explicar el aumento de los secuestros, el Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos (CARDH), con sede en Puerto Príncipe, plantea la hipótesis de que el efecto de las sanciones internacionales sobre los grupos criminales requiere encontrar nuevos recursos. «La otra hipótesis es una instrumentalización por el poder de la violencia para presionar las discusiones en la ONU», analiza Frédéric Thomas.

El primer ministro Ariel Henry, al frente del país desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, había pedido en octubre al Consejo de Seguridad que enviara una fuerza para contrarrestar la violencia. Si el secretario de la ONU, Antonio Guterres, había transmitido esta solicitud y otros países habían aprobado la idea, nadie quiere tomar la iniciativa.