En el inicio del año escolar en Panamá, se han detectado 200 casos de bullying, una cifra alarmante que pone de manifiesto un preocupante aumento de la violencia escolar en el país. Según Víctor Smoly, director ejecutivo de la Organización Global de Prevención ante el Bullying, la organización recibió 182 denuncias de acoso y violencia escolar en solo 12 horas el pasado 10 de marzo, lo que sugiere que el problema es más grave de lo que se informa oficialmente. De estos casos, el 32% involucra a docentes como agresores, lo que plantea un desafío adicional para abordar esta problemática.

El llamado a la acción del director ejecutivo de la Organización Global de Prevención ante el Bullying

Ante esta alarmante tendencia, Smoly ha instado al presidente José Raúl Mulino a convertir la prevención del bullying en una política de Estado, con el objetivo de reducir el acoso en más del 68% antes de que finalice su administración. Esta solicitud refleja la gravedad del problema y la necesidad de tomar medidas urgentes para proteger a los estudiantes y garantizar un entorno escolar seguro para todos.

Smoly ha señalado la importancia de verificar cada denuncia para determinar si se trata de acoso, violencia o un delito, además de brindar apoyo psicológico a las víctimas y sus familias. Asimismo, ha resaltado la necesidad de identificar y abordar de inmediato las situaciones de riesgo, especialmente aquellas que ponen en peligro la vida de los estudiantes. Con al menos dos niños en cada escuela del país al borde del suicidio, la urgencia de actuar es evidente.

Las escuelas con mayor incidencia y los factores de riesgo asociados al bullying

Los datos recopilados muestran que el bullying más violento se reporta con mayor frecuencia en escuelas privadas, mientras que en el sector oficial las regiones con mayor cantidad de casos son Chiriquí, Colón, San Miguelito y Panamá Oeste. En estas áreas, los docentes están más involucrados en situaciones de acoso, lo que plantea interrogantes sobre la formación y supervisión del personal educativo en estas zonas.

Además, Smoly ha alertado sobre la falta de valores y orientación en los hogares, señalando que la crianza de los niños sin amor, empatía y tolerancia contribuye a la perpetuación del bullying. Con solo el 12% de los niños reportando ser felices en sus hogares, es evidente que se necesita un cambio significativo en la forma en que se educa a los niños y se fomenta un ambiente familiar saludable. El aumento de los suicidios infantiles relacionados con el bullying a nivel mundial es un recordatorio sombrío de las consecuencias devastadoras de la violencia escolar.

En resumen, el panorama del bullying en las escuelas de Panamá es preocupante, con un aumento significativo de los casos y la implicación de docentes como agresores en un tercio de las denuncias. Si no se toman medidas urgentes para abordar este problema, el bienestar emocional y la seguridad de los estudiantes seguirán en riesgo. Es fundamental que las autoridades, las escuelas, los padres y la comunidad en general trabajen juntos para crear un entorno escolar seguro y acogedor para todos.