Propaganda política, manipulación económica, contenido falso generado por inteligencia artificial: la desinformación en sentido amplio es una gran amenaza para la libertad de prensa en el mundo, alarmó Reporteros sin Fronteras (RSF) en su 21° ranking anual.

Sin cambios, el país mejor valorado es Noruega y el más bajo es Corea del Norte. Francia es 24 y gana dos lugares. En general, las condiciones para ejercer el periodismo son malas en 7 de los países 10. Esta edición de 2023 destaca en particular los efectos de la desinformación.

En dos tercios de los 180 países evaluados, los especialistas que contribuyen a la elaboración del ranking «reportan la participación de actores políticos» en «campañas masivas de desinformación o propaganda», según RSF. Es el caso de Rusia, India, China o Malí.

En términos más generales, esta clasificación «destaca los efectos deslumbrantes de la industria del simulacro en el ecosistema digital». “Es la industria la que permite producir desinformación, distribuirla o amplificarla”, explica a la AFP Christophe Deloire, secretario general de la ONG.

Este es, según él, el caso de «líderes de plataformas digitales a los que no les importa distribuir propaganda o información falsa», y cuyo «ejemplo típico» es «el dueño de Twitter, Elon Musk». Otro fenómeno es el contenido falso creado por inteligencia artificial (IA). “Midjourney, una IA que genera imágenes en muy alta definición, está alimentando las redes sociales con falsificaciones cada vez más plausibles”, dijo RSF, citando fotos falsas del arresto de Donald Trump “tomadas viralmente”.

También estamos presenciando “producciones manipuladoras a gran escala” por parte de empresas especializadas, en nombre de gobiernos o empresas. En febrero, una amplia investigación del colectivo de periodistas de investigación Forbidden Stories había revelado así las actividades de una empresa israelí llamada “Team Jorge” y especializada en desinformación.

Todas estas «capacidades de manipulación sin precedentes se utilizan para debilitar a quienes encarnan el periodismo de calidad, al mismo tiempo que debilitan al propio periodismo», advierte RSF. “La información fidedigna se ahoga en un diluvio de desinformación”, juzga Deloire, según quien “percibimos cada vez menos las diferencias entre lo real y lo artificial, lo verdadero y lo falso”. “Uno de los principales desafíos es devolver los principios democráticos a este gigantesco mercado de atención y contenido”, cree.

En el ranking, las caídas más significativas se observan en Perú (110, -33 puestos), Senegal (104, -31 puestos), Haití (99, -29) o Túnez (121, -27). Por el contrario, Brasil (92º) subió 18 puestos tras la salida del expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro, derrotado por Lula en las elecciones de finales de octubre. “Brasil había caído mucho con Bolsonaro, que era violento contra los periodistas”, pero “no hay inevitabilidad en el declive de la libertad de prensa”, señala Deloire.

Francia, pasa del puesto 26 al 24. Esta “pequeña ganancia” se explica “en particular porque la situación se está deteriorando en otros lugares”, según el Sr. Deloire. Así, Alemania (21) perdió 5 lugares, debido, según RSF, a un “número récord de violencia y arrestos de periodistas”. En el ranking regional, “la región del Magreb/Oriente Medio sigue siendo la más peligrosa para los periodistas” y Europa “donde las condiciones para ejercer el periodismo son más fáciles”.

La clasificación mundial de la libertad de prensa es compilada por RSF sobre la base de “una encuesta cuantitativa de abusos cometidos contra periodistas” por un lado, y “un estudio cualitativo” por el otro. Este último se basa “en las respuestas de cientos de expertos en libertad de prensa (periodistas, académicos, defensores de los derechos humanos) a un centenar de preguntas”.