Se confirma la ralentización de las subidas de precios. Después de caer por debajo de la marca simbólica del 5 % en junio por primera vez desde abril de 2022, la inflación volvió a frenarse en julio y se situó en el 4,3 %, según una estimación inicial del INSEE.
Esta desaceleración se explica tanto por una menor subida de los precios de los alimentos (12,6% en un año frente al 13,7% de junio) como por una caída más marcada que en junio de los precios de la energía (-3,8% tras -3%), detalla el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos, que publicará una segunda estimación del índice de precios al consumidor el 11 de agosto.
Los precios de los alimentos se desaceleraron por cuarto mes consecutivo, tanto para los productos frescos (10,4% en un año después del 11,2%) como para otros productos alimenticios (13% después del 14,1%). Los bienes manufacturados también subieron menos que en junio, gracias en particular a las rebajas de verano. Su coste aumentó un 3,4% en un año frente al 4,2% del mes anterior.
Por el contrario, los precios de los servicios se aceleraron ligeramente (un 3,1% en un año tras un 3%) durante este periodo vacacional escolar, mientras que los del tabaco se mantuvieron un 9,8% superiores a los practicados en julio de 2022, porcentaje idéntico al de junio. “Durante un mes, los precios al consumidor se mantendrían estables en julio de 2023, luego del 0,2% en junio”, explica el INSEE.
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La desaceleración de la inflación ha sido constatada por los estadísticos nacionales, mes tras mes, desde finales del primer trimestre de este año. Una dinámica que se explica especialmente por la ralentización del alza de los precios de los alimentos, aunque acotada, y por el descenso del 3% en un año de los precios de la energía, explicó el Instituto Nacional de Estadística y Estudios Económicos el mes pasado. Sin embargo, no es suficiente esperar un regreso “a los precios de antes”, templan muchos observadores, incluido el número dos de Lidl en Francia.
El ejecutivo está atento a la curva de precios, mientras que la cartera de hogares ya ha sido duramente probada por varios meses de alta inflación. Impulsor actual de los precios altísimos, los precios de los alimentos son objeto de un escrutinio particular. Au Parisien, mi-avril, Emmanuel Macron était revenu sur le sujet, se montrant pour le moins prudent : «Je vais être honnête, les prix alimentaires, ça va être dur jusqu’à la fin de l’été», avait averti le jefe de Estado. Cuestionado sobre este tema esta semana, el Presidente de la República también había prometido que el gobierno “seguiría apoyando a los hogares más modestos, en particular a los que más necesitan mudarse”. Declaraciones confirmadas por la primera ministra Elisabeth Borne, quien quiso ser optimista durante una entrevista concedida el miércoles a BFMTV. “Creo que desde el inicio del año escolar veremos una desaceleración de esta inflación siguiendo las negociaciones en curso”, declaró en particular, explicando “que se espera mucho de las negociaciones en curso entre los fabricantes y los grandes minoristas”.
Por su parte, el Banque de France y el INSEE esperan una desaceleración gradual de la inflación para finales de año. Esta llegaría al “4,4% interanual en diciembre”, según estadísticos nacionales, cuando la última nota económica de la institución que encabeza François Villeroy de Galhau estimaba que la suba de precios “disminuiría gradualmente en la segunda mitad de 2023 y más allá”. , para volver a rondar el 2% en 2025”. Aún así, los hogares continúan apretándose el cinturón mientras esperan un claro. Lo que limita su consumo, y participa en la desaceleración general de la actividad en Francia.