El comienzo del año escolar en Panamá el 10 de marzo no solo significa el regreso de los estudiantes a las aulas, sino que también pone a prueba la capacidad del sistema educativo para abordar sus desafíos estructurales. Mejorar la calidad educativa sigue siendo una prioridad, pero problemas como el déficit de infraestructura, la formación docente y la desigualdad en el acceso a la tecnología continúan siendo obstáculos importantes.
Felipe Rodríguez, presidente del Centro de Competitividad de la Región Occidental, destaca la importancia de crear políticas públicas de Estado que trasciendan los cambios de gobierno para lograr avances sostenibles en el sistema educativo. Rodríguez advierte que si no se establecen políticas a largo plazo, los esfuerzos actuales podrían perderse con cada cambio de administración.
Abigail Magué, estudiante del Instituto América y parte del proyecto Think Tank, comparte su experiencia dentro del sistema educativo panameño. Aunque se siente cómoda en su institución, reconoce las carencias que enfrentan muchos estudiantes en cuanto a infraestructura y recursos. Magué elogia los esfuerzos de su colegio, donde incluso los docentes se han ofrecido como voluntarios para ayudar en tareas de mantenimiento.
En cuanto a las soluciones y mejoras en infraestructura educativa, la ministra de Educación Lucy Molinar desafía las expectativas de un cambio rápido, señalando que no se pueden resolver todos los problemas en un corto plazo. Molinar destaca los retos de licitaciones pasadas que han resultado en costos más altos de lo esperado, pero se compromete a dejar procesos institucionales sólidos para garantizar avances continuos.
Lucy Molinar concluye su intervención instando a la comunidad a enfocarse en la educación como herramienta fundamental para el progreso individual y colectivo. Su mensaje resuena en un momento crucial para la educación en Panamá, donde se busca impulsar reformas significativas en beneficio de toda la sociedad.
En el ámbito económico, la posible venta de las concesiones de los puertos de Balboa y Cristóbal ha generado debate entre expertos y autoridades. Rodolfo Sabonge destaca el impacto positivo que este movimiento puede tener en la economía panameña, atrayendo inversionistas y generando oportunidades adicionales. Sabonge enfatiza la importancia de diseñar una estrategia sólida para aprovechar al máximo esta situación.
Por otro lado, Jorge Quijano, exadministrador del canal de Panamá, comparte sus perspectivas sobre la inversión en infraestructura portuaria. Según Quijano, la inversión necesaria para mejorar los puertos es considerable, y sugiere que Corozal podría ser una alternativa más viable. Además, Quijano reflexiona sobre la necesidad de anticipar situaciones políticas como los aranceles impuestos por la administración de Trump, destacando la importancia de la previsión y la planificación a largo plazo en el sector portuario.
En resumen, el inicio del año escolar en Panamá coincide con importantes debates sobre la educación y la infraestructura portuaria del país. Mientras se buscan soluciones a los desafíos educativos, se abren oportunidades económicas con la posible venta de concesiones portuarias. La clave para el éxito en ambas áreas radica en la planificación estratégica a largo plazo y en el compromiso con el desarrollo sostenible de Panamá.