Arnaud Benedetti es profesor asociado en la Universidad de París-Sorbona. Es redactor jefe de la revista política y parlamentaria. Publicó ¿Cómo murieron los políticos? – El gran malestar del poder (ediciones de Cerf, noviembre 2021).
LE FÍGARO. – Tras el acuerdo encontrado en la comisión paritaria conjunta de este miércoles, el gobierno de Elisabeth Borne recurrirá al artículo 49 inciso 3 de la Constitución para aprobar su reforma previsional. ¿Es esto una admisión de fracaso?
Arnaud BENEDETTI. – La impotencia parlamentaria se inscribe como germen corrosivo en el segundo quinquenio de Emmanuel Macron. La pregunta se había hecho durante varios días si Emmanuel Macron y su gobierno se verían obligados a usar 49.3. En lo que a mí respecta, era obvio excepto para correr el riesgo de ver el texto «retoqué». Desde la primavera de 2022, el quinquenio pende de un hilo, el de una legislatura sin mayoría real. El ejecutivo y muchos observadores se embriagaron: todos imaginaban que la situación parlamentaria, sobre todo desde la votación del Senado, sería superada. Apuestan por la fuerza de los procedimientos, de las instituciones, olvidando ante todo que una mayoría de franceses, muy grande y masiva incluso entre la clase obrera, se opone resueltamente a una reforma juzgada injusta e ineficaz; que el peso de esta oposición social tuvo un impacto inevitable en parte de la representación nacional, incluida además dentro de la mayoría, aún más entre Les Républicains: simplemente porque los diputados en sus distritos electorales se enfrentan directamente a las preocupaciones, el resentimiento y la ira.
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El hecho de haber planteado una reforma, que se considera demasiado regresiva con respecto al modelo social francés, en un contexto inflacionario y de creciente desconfianza hacia las instituciones, como muestra el barómetro de confianza elaborado por el Cevipof, constituye no sólo una evidente asunción de riesgos, pero también una forma de casualidad con respecto a la realidad, que acumula y sedimenta capas cada día más gruesas de una opinión que rompe con el pensamiento dominante de las élites. Lo que está ocurriendo es por supuesto impotencia y una situación de negación, en la que el poder imagina que puede resurgir continuamente de sus cenizas… El problema es que el macronismo federa a regañadientes y contra él todas las recriminaciones, a veces contradictorias, del cuerpo social. Y que le suma una amnesia permanente que le hace olvidar todas las faltas de las que se ha mostrado responsable, prometiendo haber aprendido de sus errores pasados. Llega un momento en que lo real ya no puede escapar, en que lo real resiste.
¿Puede el uso de 49.3 debilitar al ejecutivo? ¿Podemos imaginar que cristalice la ira del «bloque popular» hostil a esta reforma?
El 49.3, que es una herramienta constitucional que no podía estar más normalizada, fue tan satanizado por la oposición que el propio gobierno dudó en utilizarlo y esperó hasta el último momento, tras días de jactancia, para hacer uso de él. Este uso in extremis no es solo una admisión de debilidad, sino la traducción de una forma de pánico. Hay algo excepcionalmente preocupante en este 49,3 de poder, porque toma la forma de la figura del rey en el ajedrez que está en vías de ser acorralado, cuyos márgenes de maniobra se reducen constantemente, y que choca contra las pocas casillas eso le permitirá unas pocas onzas delgadas de desplazamiento. Al decidir el voto bloqueado, el gobierno abre una trampilla debajo de su asiento: devuelve la imagen de un gobierno desesperado, sin aliento.
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La aceptabilidad de este 49,3 se vio afectada; prueba de ello son las manifestaciones que tuvieron lugar en París y en muchas ciudades de provincia tan pronto como se anunció. Puede ser que esta reforma de las pensiones sea la reforma regresiva demasiado como el uso del 49,3, el 49,3 demasiado… Todo lo que está en juego en la zona de turbulencia atravesada consistirá, para el ejecutivo, en impedir que jóvenes universitarios y de secundaria de no entrar masivamente en el movimiento social. Si así fuera, nos acercaríamos a las orillas de una gran crisis… Hace unas semanas con Stéphane Rozés, en estas mismas columnas, evocamos la hipótesis de una sincronización de la ira. Innegablemente, el 49.3 es un fusible incendiario, cuyo alcance no debe subestimarse en las circunstancias actuales. Viene a sobreinfectar una herida de la que la crisis social es la expresión…
¿Quién se beneficia en última instancia de este empujón?
Evidentemente, el poder se esforzará por devolver los desórdenes que siguieron al compromiso de la responsabilidad del gobierno, como palanca para tratar de recuperar el control de una situación que se le escapó. Lo cierto es que se encuentra ante una moción de censura que, por primera vez, tiene una amplitud de agregación sin precedentes en esta legislatura. El grupo que lo archiva no tiene nada de extremista, es incluso la ilustración de la Francia territorial, esa que muchas veces no es escuchada por París, incluso despreciada pero que, contrariamente a lo que se le reprocha al macronismo, la dimensión por encima del suelo, está en fase. con el país en su diversidad geográfica y social.
Hemos visto desde el 19 de enero, fecha del inicio de las movilizaciones contra el proyecto de reforma, cuánto las provincias, los pueblos medianos ya veces los pueblos pequeños estaban al frente de este movimiento. Nada en esta etapa es seguro: la moción solo puede tener posibilidades de éxito si vota la mitad de los LR. Estos están divididos, y el famoso llamado a la coherencia que quieren llevar sus líderes, no es compartido por todos sus diputados, probablemente menos por sus activistas y simpatizantes, muchos de los cuales están movidos por un antimacronismo visceral. Si la mayoría está al borde del colapso, qué decir de los republicanos que cometieron el error de no dejar votar a sus parlamentarios.
En cuanto a la izquierda, en particular LFI, está inmersa en una estrategia de desestabilización en la que acaba creyendo, y cuya radicalidad ciertamente podría dar algún fruto en términos de removilización, pero que tampoco dejará de generar una serie de alergias. entre amplios segmentos de opiniones. Como resultado, les dejaré adivinar quién se beneficiaría principalmente de la situación, incluso si debemos permanecer cautelosos ya que los eventos rara vez han sido tan volátiles.