Un jubileo que no salió como estaba previsto. Al celebrar este año treinta años de carrera, el tenor alemán Jonas Kauffmann se vio obligado a aumentar el número de cancelaciones, en particular su participación en el concierto de París del 14 de julio así como en Otelo en el Festival de Aix-en-Provence. La causa es una infección con gérmenes multirresistentes.

El cantante de 54 años dio este fin de semana noticias tranquilizadoras sobre su estado de salud y recuperación en el diario austriaco Die Presse, cuando regresa a los escenarios de la Ópera de Viena con Turandot. “Sufrí durante mucho tiempo sin saber lo que realmente tenía. Tenía mucha tos y mis pulmones estaban obstruidos con mucosidad. Si, como cantante, no hubiera tenido una capacidad respiratoria tan excesiva, me habría quedado sin aliento a cada paso”, confiesa. Y agregó: “Fui de un médico a otro y cada uno tenía una opinión diferente: reflujo, intolerancia alimentaria, alergia, síndrome de secreción nasal. Ningún tratamiento funcionó. Ni descanso ni estancia larga junto al mar.

“Estaba en plena duda. Me pregunté: ‘¿Estoy haciendo algo mal? ¿Se debe a un cambio de técnica?’”, recuerda Jonas Kaufmann. Hasta que finalmente se identificó una cepa de bacteria multirresistente que reaccionaba sólo a dos antibióticos. “Luego tuve que tomar dosis altas durante cuatro semanas y los efectos secundarios fueron terribles. Todavía tengo algunos hoy”, admite, “he notado una mejora a partir del tercer día. Pero sólo pude dejar de tomar el medicamento una vez que todas las bacterias desaparecieron. Fue muy difícil. Si hace 15 años me hubiera pasado un revés así, no sé si habría seguido igual de tranquilo.

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Y señaló: “Tengo suerte de que no haya muchos tenores como yo. Me fue posible tomarme un largo descanso y aun así encontrar contratos. Si estuviera al comienzo de mi carrera, esto habría sido imposible. Habríamos tenido que empezar de cero”.

Entrevistado por Le Figaro en septiembre, Jonas Kaufman se mostró confiado: “Me he enfrentado a menudo a problemas más o menos graves y mantengo total confianza en mi capacidad de recuperación. Probablemente las cosas serían diferentes si hubiera tenido que someterme a una o más cirugías de cuerdas vocales. Es complicado, psicológicamente, saber que la inmensidad de una ópera, y de tu carrera por la que tanto has sacrificado, descansa únicamente en estas dos pequeñas cosas que te sirven de cuerdas vocales. Pero después de treinta años sigo teniendo absoluta confianza en mi instrumento.